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Foto del escritorRedacción Relax

¿Cómo han cambiado los semáforos?



La palabra semáforo proviene de las etimologías grecolatinas sema (señal) y foros (portador), es decir que éste es el que “lleva las señales”. Precisamente esas señales, utilizadas en las vías ferroviarias a finales de la década de 1860, que indicaban el paso de un tren por lo que no se podía cruzar, o bien, que la vía estaba libre, fueron las que inspiraron el primer semáforo de la historia.

Era 1868 cuando el ingeniero inglés John Peake Knight se encargó de diseñar un sistema de señales para controlar el tráfico en las calles de Londres; para ello, utilizó los modelos de la red de trenes de Inglaterra e inventó un sistema de semáforo de dos brazos, cuya posición horizontal advertía que había que detenerse, mientras que al estar perpendicular significaba que se podía avanzar. Asimismo, para que éste fuera visible a todas horas, añadió una bombilla de gas de color rojo y otra verde que también eran accionadas manualmente como todo el mecanismo.

Luego de varios años, el semáforo se convertiría en automático, en 1910, gracias al sistema del ingeniero Ernest Sirrine, quien agregó las palabras stop y proceed para parar o seguir, respectivamente. Más tarde, en 1920, un oficial de policía norteamericano, William Potts, complementó la luz roja y verde con la ámbar o amarilla, con el fin de advertir que la señal para parar estaba por llegar.

En cuanto a la Ciudad de México, fue hasta 1930 cuando los primeros semáforos comenzaron a accionarse, pues era un agente vehicular el que operaba una palanca para mostrar un letrero que decía alto o siga, dependiendo el momento. Dos años después, en el cruce de Avenida Juárez y San Juan de Letrán, entró en funcionamiento el primer semáforo eléctrico del país.

Hasta ahora, tanto el diseño tradicional de tres etapas, como aquellos que son para peatones o que tienen cronómetro, luces led o algún otro esquema, cumplen con los parámetros establecidos por la Convención de Viena sobre Señalización Vial, independientemente de la variación que puede existir de un país a otro para interpretar las indicaciones; a su vez, este aparato eléctrico se ha vuelto imprescindible en la vida moderna y equipara los derechos y la seguridad de los transeúntes y de los conductores.

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