Instaurado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en 2019, se celebra cada 26 de noviembre. Este día busca destacar la importancia del olivo no sólo como un árbol emblemático de la cuenca mediterránea, sino, también, como símbolo de paz y sostenibilidad.
El olivo, que puede vivir miles de años, ha sido cultivado desde la Antigüedad, y su aceite es fundamental en la gastronomía y la medicina tradicional. Además de su valor económico, el cultivo de olivo juega un papel crucial en la conservación del medio ambiente, ayudando a combatir la erosión del suelo y a promover la biodiversidad.
Esta celebración invita a las comunidades a reflexionar sobre la necesidad de proteger y promover este cultivo. Actividades como catas de aceite, talleres de producción y eventos culturales se organizan en todo el mundo, para educar sobre los beneficios del olivo y su aceite. Así, se reconoce no sólo su valor económico, sino, también, su legado cultural, nutricional y su papel en el desarrollo sostenible.
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