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  • Foto del escritorRedacción Relax

De la magia a la ciencia: la evolución en el manejo del dolor


Una historia donde se mezclan las supersticiones, las prácticas, las teorías inexactas y la tecnología





Desde el principio de los tiempos, el dolor físico ha estado presente en la vida de los seres humanos. Hombres y mujeres, sin importar su edad o raza, lo han experimentado, y siempre lo harán, porque es parte de la vida misma.


Sin embargo, sentir dolor, bajo las circunstancias que sean, es una experiencia desagradable que nadie quiere vivir. Como regla general, podemos decir que a las personas nos gusta evitar esta sensación corporal tanto como sea posible.


Si bien, se acepta el dolor como parte de la vida, los seres humanos vivimos deseando una existencia sin dolor, de manera que los científicos han tratado de crear nuevas alternativas para evitar o aminorar esta desagradable sensación.



De acuerdo con The International Association for the Study of Pain (IASP), “el dolor es una experiencia sensorial y emocional desagradable, asociada con un daño tisular real o potencial”, por lo que se puede decir que se trata de una señal en el sistema nervioso de que algo puede andar mal.


Magia y rituales en la evolución del dolor


La historia del dolor comienza con los egipcios y los babilonios e incluye tratamientos, como sangrado, trepanación y el uso de "peces eléctricos". Los antiguos griegos consideraban que este mal era resultado de un castigo de las deidades hacia los mortales. La personificación de los castigos, Poine, era enviada para reprender a quienes habían hecho enojar a los dioses.


Pero los griegos no fueron los únicos; muchas culturas antiguas creían que el dolor y la enfermedad eran un castigo por su rebelión hacia las divinidades, a quienes intentaban apaciguar mediante rituales, como ofrendas votivas y animales de sacrificio, que llevaban los pecados de las personas al desierto.


En algunas culturas, se creía que las sonajas, gongs y otros utensilios ahuyentaban a los demonios dolorosos del cuerpo de una persona. Incluso, algunos antiguos médicos pensaban que sus pacientes necesitaban de un agujero en la cabeza para que se les saliera el demonio, hecho que se corrobora con los cientos de cráneos encontrados con pequeños hoyos, especialmente, en sitios arqueológicos incas, en América del Sur.


La teoría hipocrática de los humores


Los antiguos filósofos griegos reflexionaron sobre la naturaleza del dolor más allá del mito y la religión. Hipócrates (460-370 a. C.), el padre de la medicina, formuló la teoría de los cuatro humores, según la cual, la salud se deriva del equilibrio entre la bilis amarilla, la bilis negra, la sangre y la flema. La enfermedad surge cuando existe una deficiencia o un exceso de cualquiera de estos elementos.


Desde Hipócrates, la teoría humoral fue el punto de vista más común del funcionamiento del cuerpo humano entre los físicos y médicos europeos hasta la llegada de la medicina moderna, a mediados del siglo XIX.


Los anestésicos llegan al campo del dolor


En la década de 1800, el uso clínico del opio y el descubrimiento de los anestésicos influyeron en la forma de tratar el dolor. Con la aparición, a principios del siglo XIX, de la fisiología como ciencia experimental, se produjo una auténtica revolución en la terapéutica del dolor. Por una parte, se descubrieron las propiedades anestésicas de los gases, cuyo momento cúspide llegó cuando el odontólogo americano William T. G. Morton realizó la primera cirugía sin dolor, usando éter, en 1846.


Por otro lado, se desarrollaron técnicas para aislar alcaloides del opio, obteniendo fármacos, como la morfina y la codeína.


El 16 de octubre de 1846, nació oficialmente la anestesiología, cuando se realizó el primer procedimiento quirúrgico bajo la inducción de una anestesia inducida, ante la comunidad científica del Massachusetts General Hospital.


Surge la medicina del dolor

En 1946, el anestesiólogo Duncan Alexander llega a trabajar al Veterans Hospital de McKinney, Texas, donde atiende diversos casos de veteranos con dolor crónico asociado a heridas de guerra. Esto lo lleva, un año después, a establecer una clínica multidisciplinaria para la atención del dolor.


En la Ciudad de México, en 1972, se fundó la Primera Clínica del Dolor, en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición ‘Salvador Zubirán’ (INCMNSZ); y la segunda se creó en 1976, en el Hospital General de México (HGM). Años más tarde, en 1983, se estableció la primera Clínica del Dolor Interdisciplinaria, en el Instituto Nacional de Cancerología, participando diferentes especialistas, como algólogos, psiquiatras, psicólogos, cirujanos oncólogos, oncólogos radioterapeutas, neurólogos, radiólogos, anestesiólogos, enfermeras y trabajadores sociales.


Nuevas tecnologías para el tratamiento del dolor


El campo del manejo del dolor sigue evolucionando, y la tecnología ha sido una herramienta clave para avanzar. Con esto, aquellos que sufren de dolor crónico tienen opciones para manejarlo y un mejor acceso a médicos que puedan tratarlos.


Tecnológicamente, ha surgido una variedad de métodos que permiten llegar con precisión hasta los tejidos donde se generan las percepciones del dolor. Gracias a técnicas guiadas por imágenes, mediante aparatos sofisticados de ecografía o de fluoroscopia (rayos X), es posible llegar, de forma muy poco invasiva, a la zona donde se origina el dolor.


Por otro lado, está la neuromodulación, que consiste en usar corriente eléctrica para controlar el dolor. A través de dispositivos inalámbricos y, más recientemente, dispositivos no invasivos, se proporciona un campo eléctrico adecuado cerca de un grupo de nervios, para activar las interneuronas locales que inhiben las fibras nerviosas que transmiten las señales de dolor.


También, están surgiendo múltiples soluciones de realidad virtual, para ayudar a los pacientes a sobrellevar el dolor agudo. Estas aplicaciones, por ejemplo, pueden ayudar a las mujeres a controlar los dolores de parto e, incluso, el dolor agudo causado por quitarse un vendaje.


Como podemos ver, la historia del alivio y manejo del dolor es larga e interesante, y cada suceso fue fundamental para que, hoy en día, las personas podamos elegir tratamientos menos o no dolorosos y tener acceso a terapias para curar dolencias de espalda, de cabeza y muchas otras más.


Y aunque es seguro que el dolor nunca desaparecerá de nuestras vidas, lo cierto es que tener alternativas seguras para manejarlo es garantía para una mejor calidad de vida.



De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), entre el 25 y 27 por ciento de los mexicanos sufre algún tipo de dolor; esta cantidad equivaldría a cerca de 40 millones de personas.

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