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  • Foto del escritorRedacción Relax

Japón, siempre con un paso adelante



Los XXXII Juegos Olímpicos de Tokio 2020 han transcurrido como los más especiales de la historia, dejando una estela de experiencias a todo el mundo en muchos frentes; en primer lugar, por haber sido celebrados en plena pandemia por el COVID-19, después de haberse enfrentado durante más de un año a la incertidumbre de ser cancelados. Además, supusieron un reto para la nación anfitriona, que, como nunca en su historia, tuvo que disponer de recursos y de una logística impresionantes para llevar a cabo todas las competiciones con la máxima seguridad sanitaria, entre otras cuestiones, haciendo gala del mejor despliegue de su tecnología, y es que asistir a Japón es adentrarse al primerísimo mundo.


Respecto a esa modernidad, y consciente de que los reflectores del orbe estarían sobre su territorio, como suelen hacerlo en cada justa olímpica, Japón, con su milenaria cultura y civilidad, vio este acontecimiento como una oportunidad para reafirmar su especial creatividad y su compromiso con la naturaleza; ¿de qué estamos hablando?, por supuesto que nos referimos a las codiciadas medallas con las que se premiaría a los mejores atletas.


Un proyecto que involucró a todos


Durante dos años, Japón llevó a cabo la recolección de aproximadamente 78 mil 985 toneladas de desechos electrónicos, entre las que un promedio de seis millones correspondía a teléfonos celulares.


Fue entre abril de 2017 y marzo de 2019 que tuvo lugar la campaña Proyecto Medalla Tokio 2020, que convocaba a toda la población a donar sus equipos electrónicos y móviles usados. Entre los entusiastas colaboradores del programa, que tuvo un excelente poder de convocatoria, estaban estudiantes universitarios, atletas y ciudadanos, de mil 621 municipios.


Los desechos fueron clasificados y desarmados, por contratistas acreditados, de acuerdo a la Ley de Promoción del Reciclaje de Pequeños Residuos de Equipos Eléctricos y Electrónicos, vigente en Japón. Estos trabajadores separaron carcasas, teclados, pantallas, placas de circuitos, baterías y otras piezas, para rescatar los materiales reutilizables. En ese orden, de todo ello, se obtuvieron 32 kilogramos de oro, 3 mil 500 de plata y 2 mil 200 de bronce, que serían utilizados en el recubrimiento de 5 mil medallas olímpicas.


Sobre la producción


La elaboración de las preseas incluyó la fundición, la producción del cuerpo, el baño de los metales correspondientes; el meticuloso grabado con el nombre del evento, el pulido y otros detalles para conseguir su óptimo brillo; en fin, un procedimiento con la más alta calidad.


Las medallas de Tokio se caracterizan por tener un diámetro de 85 mm; un grosor, en su parte delgada, de 7.7 mm, y en la más gruesa, de 12.1 mm. Su peso varía de acuerdo a su presentación: la de oro tiene aproximadamente 556 g; la de plata, 550 g, y la de bronce, 450 g.


Sin duda, Japón ha dado una maravillosa muestra de lo que se puede lograr con un recurso tan abundante como los desechos electrónicos, pues de acuerdo al Programa para el Medio Ambiente de las Naciones Unidas, en los últimos años, en promedio se generan cerca de 50 millones de toneladas de desechos electrónicos anuales, y la mayoría de ellos no pasa por el sistema de reciclaje óptimo para el medio ambiente, lo que puede llegar a afectar la salud de los seres humanos.


Valor y precio

La historia de las medallas olímpicas cuenta que, en los Juegos Olímpicos de la antigüedad, en Grecia, entre los años 776 a. C. y 393 d. C., los ganadores no eran premiados con ellas, sino con coronas de olivo y de laurel, que se les entregaban en el templo de Zeus. Ellos sabían que el verdadero trofeo era haber competido con honor y gloria, pero, sobre todo, formar parte de las narraciones épicas que escribían los historiadores y poetas de ese tiempo.


Así, la primera medalla para un campeón olímpico se entregó en 1896 y fue de plata; y las últimas de oro puro que se dieron en una justa datan del año 1912.


Actualmente, se estima que el precio de una presea de oro con las aleaciones referidas en el mercado sería de 500 euros; para la de plata, de 300; y una de bronce, hasta de cien. Sin embargo, este sería un precio en bruto toda vez que ya pertenecieron a un atleta, de acuerdo a la BBC, en caso de ser alguien desconocido, podría vender su medalla de oro hasta en unos 10 mil dólares, mientras que uno famoso, de 150 mil dólares en adelante.


Por ejemplo, la polaca María Andrejczyk subastó recientemente su medalla de plata, obtenida en Tokio, en lanzamiento de jabalina, para ayudar a un niño de su país, quien padece de problemas cardíacos y requiere una intervención que se le hará en Estados Unidos. La subasta por esta presea alcanzó la suma de 51 mil 811.32 dólares, ante lo cual, la deportista reafirmó que el valor de una medalla siempre permanece en el corazón y puede ayudar a salvar vidas.


En esta ocasión, Tokio produjo 5 mil medallas olímpicas bajo las siguientes especificaciones: las de oro son de plata pura y sólo están cubiertas por seis gramos de oro; las de plata son de plata pura; y las de bronce presentan una aleación de cobre al 95 % y de zinc al 5 %, dando como resultado latón rojo.


En los olímpicos de Río 2016


Las medallas de oro contenían seis gramos de oro, mientras que el resto de su cuerpo era de plata; las de plata sí correspondían a este metal; y las de bronce se hicieron con una aleación de cobre y zinc.


En ese entonces, Brasil empleó aproximadamente unas 2.5 toneladas de metal, de las cuales cinco kilogramos eran de oro. Marcos Pereira, de la Casa de Moneda de Brasil, informó que el metal se había obtenido sin usar mercurio y que el 30 por ciento de la plata y del cobre empleado en las preseas fue obtenido de antiguas existencias de la Casa de Moneda de Brasil.



"… Las medallas recogen y reflejan innumerables patrones de luz, simbolizando la energía de los atletas y de quienes los apoyan. Su diseño pretende significar la diversidad y representar un mundo donde se honra a las personas que compiten en deportes y trabajan duro para ello…”
Página oficial de Tokio 2020

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