La historia detrás de Álgebra, de Baldor
- Redacción Relax
- hace 5 días
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Algunos libros parecen estar tejidos con los hilos del tiempo. Pasan de mano en mano, sobreviven a revoluciones, exilios y cambios de era, y siguen enseñando como si acabaran de escribirse. Tal es el caso de Álgebra, de Aurelio Baldor, un libro que, desde su publicación inicial, en 1941, se convirtió en un recurso básico para el ámbito académico, gracias a su utilidad, su amplia contribución y su enfoque didáctico para el entendimiento de esa rama de las matemáticas. Desde ese momento y hasta nuestros días, ha sido un referente para millones de estudiantes en América Latina, que pasan de la secundaria hasta la universidad explorando sus páginas para aprender. Pero ¿qué hace que un texto de matemáticas, entre muchos otros enfocados al mismo tema, escrito hace más de ochenta años, siga vigente en la era digital? ¿Qué secretos encierra entre sus páginas cuidadosamente numeradas?
Detrás de esta popularidad, se encuentra la vida de su autor: Aurelio Ángel Baldor de la Vega, matemático, abogado y apasionado educador cubano, nacido en La Habana, en 1906. Al frente de su colegio, observó, durante años, una batalla silenciosa entre sus alumnos contra el álgebra, una materia que muchos veían como un muro difícil de derribar. En una época en la que los textos eran escasos y poco contextualizados, Baldor tomó una decisión radical y visionaria: decidió escribir él mismo un libro que hablara con claridad, que explicara con paciencia y que, además de facilitar el aprendizaje de una materia tan compleja para algunos, enseñara a sus alumnos a pensar.
Y así nació Álgebra, estructurado con una precisión casi artesanal y con más de 5 mil 700 ejercicios que desafiaban —y aún desafían— la lógica de generaciones enteras. Este libro, también, es un tributo silencioso a una historia milenaria, la del álgebra misma, una disciplina que no nació en los escritorios modernos, sino que emergió entre papiros, tablillas de arcilla y manuscritos iluminados.
Sus orígenes se remontan a las antiguas civilizaciones de Babilonia y Egipto, donde se resolvían problemas prácticos de comercio y construcción usando métodos rudimentarios pero efectivos. Los griegos, con figuras como Euclides, transformaron estos métodos en un álgebra geométrica, más visual que simbólica. Sin embargo, fue en el mundo islámico donde el álgebra adquirió su nombre y su forma. De acuerdo con la Enciclopedia Británica, en el siglo IX, el sabio persa Al-Juarismi escribió un tratado crucial: Al-Kitāb al-mukhtaṣar fī ḥisāb al-jabr wa-l-muqābala (Compendio de cálculo por reintegración y comparación, también conocido como El libro compendioso sobre el cálculo por compleción y balanceo), en donde se sistematizó por primera vez la resolución de las ecuaciones. Se menciona que fue traducido al latín, en el siglo XII, adaptando la palabra al-jabr (que significa “recomposición”) a algebrae, de donde deriva el término álgebra. Del nombre del autor, Al-Juarismi, surge la palabra “algoritmo”.
De hecho, uno de los aspectos más recordados del libro de Baldor es su icónica portada, que muestra a un hombre de barba larga y turbante. Muchos creyeron que él era el propio Baldor, pero, en realidad, se trata del mismo Al-Juarismi, considerado el padre del álgebra. Este detalle no fue casual. Al elegir esa imagen, Baldor rindió homenaje a las raíces históricas de la disciplina, conectando a los estudiantes modernos con una tradición milenaria que se remonta a civilizaciones antiguas, como la babilónica, la india y la islámica. Siglos después, durante la Edad Media, estos saberes viajaron a Europa, a través de traducciones al latín. Ya en el Renacimiento, figuras como Fibonacci y René Descartes llevarían el álgebra a su forma moderna, introduciendo símbolos y variables que, hoy, nos resultan familiares.
En la actualidad, en plena era de la inteligencia artificial y aplicaciones educativas, el libro Álgebra, de Baldor, sigue vivo, como una brújula para aquellos interesados en profundizar sobre las matemáticas. Es un testimonio de que enseñar no es sólo repetir fórmulas, sino abrir puertas hacía una mayor comprensión de todos los saberes humanos. Esta propuesta pedagógica, innovadora para la época, convirtió a Álgebra en un referente inmediato. Su éxito fue tal que, en poco tiempo, se utilizaba en países de toda América Latina.
Pero la historia de Baldor no estuvo libre de dificultades. Tras el triunfo de la Revolución Cubana, en 1959, se vio forzado al exilio. Así, vendió los derechos de sus libros, Aritmética y Álgebra, a la editorial mexicana Publicaciones Culturales, con el fin de tener dinero para huir junto a su esposa y sus siete hijos. Baldor pasó por México y, luego, por Estados Unidos, donde continuó dedicándose a la enseñanza, hasta su fallecimiento, en 1978, no sin antes anhelar algún día volver a su tierra de origen. A pesar del exilio, su libro siguió vivo en las aulas, incluso, dentro de la propia Cuba, demostrando que la universalidad, la relevancia y la enseñanza del conocimiento pueden trascender cualquier frontera.
Más de ocho décadas después, su libro Álgebra sigue vigente. Aunque su diseño gráfico ha cambiado con el paso del tiempo hasta su cuarta edición, en 2019, su contenido esencial permanece casi intacto. En plena era digital, en la que abundan plataformas y recursos interactivos, este libro impreso conserva su lugar privilegiado, gracias a su claridad, su estructura ordenada y su efectividad pedagógica, al enseñar a resolver ecuaciones, formando el pensamiento lógico, la paciencia y la capacidad de análisis a los interesados en su estudio, que, desde siempre, han sido herramientas fundamentales para la vida.
Álgebra, de Baldor, nació de una necesidad concreta y de una profunda vocación por enseñar; fue escrito desde la experiencia directa con alumnos, lo que dio como resultado el gran legado de un texto académico que sigue y seguirá guiando a generaciones gracias a un profesor apasionado, que, pese a las dificultades de su época, nos dejó un gran legado.
Otros libros del autor
Aunque Álgebra es, sin duda, su obra más conocida, Aurelio Baldor escribió otros textos fundamentales en el campo de la enseñanza de las matemáticas; siempre, con el mismo enfoque claro, didáctico y estructurado que lo caracterizó. Entre sus publicaciones más destacadas, se encuentran:
· Aritmética: Un libro pensado para los niveles básicos, que introduce los fundamentos del cálculo aritmético, con la misma pedagogía gradual que caracteriza a Álgebra.
· Geometría y trigonometría: Una obra complementaria, que explora las formas, las proporciones y las relaciones angulares, utilizada ampliamente en niveles de secundaria y bachillerato.
· Álgebra superior: Menos difundido que su obra clásica, este texto fue concebido para estudiantes más avanzados y aborda temas como funciones, teoría de ecuaciones y matrices.
Estos libros consolidaron a Baldor como el autor de un texto emblemático y como un referente integral en la enseñanza de las matemáticas en América Latina.
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