El pasado 7 de octubre a los 77 años de edad, falleció el doctor Mario Molina, primer mexicano en haber obtenido el Premio Nobel de Química en 1995.
El doctor Molina fue distinguido en ese tiempo por sus investigaciones acerca de la química atmosférica y la predicción del adelgazamiento de la capa de ozono, como consecuencia de la emisión de gases industriales y clorofluorocarburos.
Aunque en 1974, su trabajo fue incluido en la revista Nature, pasaron más de dos décadas para que fuera reconocido junto a los científicos Paul Jozef Crutzen y Frank Sherwood Rowland; este último, por haber hallado en 1970 que los gases contaminantes poseen un efecto destructor de la capa de ozono.
Gracias a sus trabajos que llevaron a la elaboración del Protocolo de Montreal de las Naciones Unidas, en 1987, convenio elaborado para proteger exclusivamente la capa de ozono, reduciendo la producción y el consumo de numerosas sustancias que se consideran responsables del agotamiento de la misma, el doctor Molina fue conocido como “Un mexicano universal”.
Entre otras distinciones, de hizo acreedor a la Medalla de la libertad de la presidencia de los Estados Unidos de América, en 2013 y a varios doctorados Honoris Causa de universidades nacionales y extranjeras.
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