Nördlingen, sobre toneladas de diamantes
- Redacción Relax
- 2 jun
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El origen de una ciudad suele contarse con fechas, conquistas o tratados. Hay ciudades fundadas por el hombre y otras que parecen haber sido dictadas por el universo. Nördlingen pertenece a esta última categoría, en el corazón de Baviera, en Alemania. Se encuentra detrás de murallas intactas y casas de entramado de madera, en donde late una historia escrita en polvo de estrellas y piedra transformada.
Hace unos 15 millones de años, un meteorito de aproximadamente 2 kilómetros de diámetro desgarró la atmósfera y se estrelló contra lo que, hoy, conocemos como el cráter de Ries. La fuerza del impacto generó una presión y calor extremos, que convirtieron el suelo en una roca especial, llamada suevita, dentro de la cual quedaron atrapados millones de diminutos diamantes, formados a partir del carbono local. Estos microdiamantes —imperceptibles a simple vista, con menos de 0.2 milímetros de tamaño— están presentes en el subsuelo de la ciudad, en cantidades estimadas en más de 72 mil toneladas, según el Museo del Cráter Ries.
Lo asombroso es que estos diamantes no están encerrados en vitrinas ni engastados en joyas. Forman parte de los muros, calles e iglesias de Nördlingen. Las piedras que construyen la ciudad están impregnadas de estas partículas celestes, haciendo que lo invisible dé forma a lo tangible. Caminar por Nördlingen es recorrer un museo al aire libre. Sus 2.6 kilómetros de murallas medievales, intactas, permiten rodear a pie todo su perímetro e, incluso, se puede admirar la majestuosa iglesia gótica de San Jorge, con su torre Daniel, de 90 metros de altura, que está construida con piedra de suevita. Algunos visitantes han mencionado que tiene un brillo peculiar cuando el sol refleja sobre sus torres. Subir sus 350 escalones ofrece una vista panorámica del cráter, permitiendo admirar la ciudad que duerme sobre restos de un impacto cósmico.
Durante mucho tiempo, se creyó que el cráter tenía un origen volcánico, sin embargo, según un reportaje de BBC Travel, todo cambió en la década de 1960, cuando los geólogos estadounidenses Eugene Shoemaker y Edward Chao visitaron el pueblo. Al examinar las piedras de la iglesia, descubrieron la presencia de microdiamantes, lo que les permitió confirmar el verdadero origen del cráter: un impacto meteórico. Este hallazgo no sólo reescribió los libros de historia y de geología, sino que, también, colocó a Nördlingen en el centro del interés científico internacional.
Hoy, ese legado se conserva en el Museo RiesKrater, dirigido por el geólogo Stefan Hölzl. Ubicado en un establo del siglo XVI, el museo alberga fragmentos del meteorito, piezas de suevita y una auténtica roca lunar, prestada por la NASA. La relevancia geológica del sitio es tal que astronautas de las misiones Apolo 14 y Apolo 16 entrenaron ahí, al tratarse de un terreno similar al lunar. Actualmente, esa tradición continúa; astronautas de la Agencia Espacial Europea han visitado recientemente el lugar, para prepararse antes de sus misiones.
Por las noches, la historia revive cuando los guardianes de la torre, siguiendo una tradición del siglo XV, gritan “So G’sell So”, que significa “Todo bien, compañeros; todo va bien”. Un eco medieval que aún vela los sueños de esta ciudad. Nördlingen, también, ha sido testigo de batallas, como las libradas durante la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), y de siglos de comercio floreciente, cuando la sal y el vino llenaban sus mercados. Hoy, los festivales, como el Stabenfest, que se celebra desde 1406, y los mercados semanales le devuelven a la ciudad el pulso de su memoria viva.
¿Qué hacer si visita Nördlingen?
Si decide visitar esta joya bávara, estas son algunas experiencias imperdibles:
Recorrer la muralla medieval completa, caminando por su adarve de 2.6 kilómetros, único en Alemania, por estar totalmente conservado.
Subir a la torre Daniel de la iglesia de San Jorge, para disfrutar de una vista panorámica del cráter de Ries y la ciudad circular.
Visitar el Museo RiesKrater, donde podrá ver fragmentos del meteorito, conocer más sobre el impacto y admirar la roca lunar prestada por la NASA.
Explorar el casco histórico, con casas de entramado de madera, calles adoquinadas y plazas que parecen detenidas en el tiempo.
Pasear por la Plaza del Mercado y disfrutar de los productos locales, especialmente, durante los días de mercado.
Participar en festivales tradicionales, como el Stabenfest o celebraciones medievales que llenan las calles de música y color.
Degustar la gastronomía bávara en alguna de sus cervecerías o restaurantes familiares; muchos de ellos, ubicados en edificios históricos.
Hacer una excursión al cráter de Ries, visible desde la ciudad, para explorar de cerca su geología única y comprender mejor su impacto y su historia.
Nördlingen ha sido reconocida como una ciudad construida sobre un cráter de impacto, atrayendo tanto a turistas como a científicos de todo el mundo, y recordándonos que, incluso, las estructuras más terrenales pueden tener un origen que viene de las estrellas.
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