Mujeres que se atrevieron, lo intentaron y lo lograron, siendo inspiración para muchas otras
El pasado 11 de febrero se celebró el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, una fecha establecida por la Organización de las Naciones Unidas, con la finalidad de hacer visible la importancia y la participación equitativa en la ciencia de las mujeres y niñas, haciendo notar la brecha de género que existe en este ámbito, donde sólo un 5 por ciento de las chicas quiere ser científica; además de los estereotipos contra los que tienen que luchar para poder tener una carrera en este medio. A lo largo de la historia, muchas féminas han sabido abrirse espacio en el campo de la salud a pesar de las adversidades y algunas lograron, incluso, ser pioneras.
Metrodora, la primera ginecóloga
A la fecha, aún no se sabe con exactitud su año de nacimiento y de muerte, pero se cree que vivió entre los siglos II y IV d. C. Es una de las primeras médicas de las que se tiene constancia; dejó textos sobre medicina, que se consideran los más antiguos realizados por una mujer. De nacionalidad griega, pero de origen egipcio, fue especialista en ginecología, además de partera y cirujana. Uno de los muchos escritos que se encontraron se titulaba Sobre las enfermedades y curas de la mujer, el cual fue utilizado en Grecia y Roma; y algunos otros de sus documentos llegaron a aplicarse en la Edad Media. Se le atribuyen ciertos avances médicos, como el uso del espéculo, para la revisión y tratamiento de infecciones vaginales, y las cirugías para combatir el cáncer de mama y de útero.
Elizabeth Blackwell, primera mujer con el título de medicina
Originaria de Briston, Inglaterra, Blackwell (1821-1910) es reconocida por ser la primera mujer en contar con el título de médico en Estados Unidos. Fue rechazada por 12 universidades; sin embargo, logró ingresar en la de Geneva, en Nueva York. Se graduó a los 28 años de edad, con las calificaciones más altas de su generación, pero esto no le ayudó para conseguir un trabajo y poder ejercer su carrera, pues, simplemente, no la contrataban por ser una mujer. Tuvo que viajar a Francia para formarse como obstetra. Luego, regresó a Estados Unidos, para trabajar en una clínica fundada por mujeres, y tiempo después, creó su propio hospital, el New York Infirmary, que se convirtió en el primero en ser dirigido únicamente por mujeres médicas. Posteriormente, abrió una escuela de medicina y, otra, de enfermería.
Florence Nightingale, precursora de la enfermería contemporánea
Nacida en 1820, en Florencia, Italia, logró formarse como enfermera a pesar de la oposición de su familia, ya que, anteriormente, se consideraba que dicha profesión era sólo para las mujeres de la clase trabajadora, no para aquellas pertenecientes a una familia acomodada y, menos, para una joven culta, con la expectativa de casarse y tener hijos. Fue conocida como ‘la dama de la lámpara’, debido a que solía llevar este aparato al atender a los soldados en la Guerra de Crimea, donde realizó sus prácticas revolucionarias, que sentarían las bases de la enfermería: estableció métodos de higiene, el tratamiento de los pacientes, la organización hospitalaria, entre otras medidas, que consiguieron reducir la mortalidad del 42 al 2 por ciento en hospitales de campaña. Cuando viajó a Londres, aprovechó su fama para mejorar las condiciones sanitarias de los nosocomios, y en 1860, fundó la primera escuela laica de enfermería en el mundo. Cabe destacar que, también, fue la primera mujer en recibir la Orden del Mérito de Reino Unido.
Margaret Sanger, pionera de la planificación familiar
Fue una enfermera estadounidense, nacida en 1879, originaria de Nueva York. Es reconocida mundialmente por fundar la primera institución de planificación familiar de la historia; intervino para crear la Liga Americana para el Control de la Natalidad, que se convertiría, más tarde, en la Federación Americana para la Planificación Familiar. Fue la principal activista que apoyó el control de la natalidad, el aborto seguro y que las mujeres pudieran decidir cuántos hijos querían tener, lo que le costó su libertad, ya que estuvo en la cárcel por promocionar fármacos anticonceptivos y estar a favor de la interrupción del embarazo. Su frase más celebre fue “ninguna mujer puede ser libre hasta que decida cuántas veces debe ser madre”.
Gerty Cori, ganadora del Nobel de Medicina
Bioquímica estadounidense, nacida en Praga, en 1896, fue la primera mujer en ostentar el premio Nobel de Fisiología o Medicina. Lo obtuvo junto con su esposo, Carl Cori, en 1947, por sus descubrimientos sobre el mecanismo de transformación que ocurre en el glucógeno hasta el ácido láctico en el tejido muscular, el cual se convierte en fuente de energía. Dicho proceso lleva el nombre de Ciclo de Cori. Gerty trabajó en otras investigaciones hasta el final de sus días. Murió por complicaciones de la mieloesclerosis que padeció durante su última década de vida. Como dato curioso, un cráter lunar fue bautizado en su honor.
Rosalind Franklin, fotografió el ADN
Nacida en 1920, en Londres, la fisicoquímica logró ser la primera persona en obtener imágenes de la estructura del ADN mediante la difracción de rayos X, en las que es posible apreciar la forma de la doble hélice. Las fotografías fueron presentadas al mundo por Watson y Crick, en 1951, sin el consentimiento de Rosalind. Su descubrimiento es uno de los más importantes del siglo XX, que transformó la medicina moderna. Falleció de cáncer de ovario, a los 37 años de edad, y se cree que enfermó a causa de la exposición a altas dosis de radiación. Cuatro años después de su muerte, sus colegas ganaron el premio Nobel a costa de su trabajo, sin embargo, ella no recibió reconocimiento alguno.
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