(Segunda y última parte)
La nomenclatura de las vialidades en la República Mexicana ha sido uno de los principales medios de preservación de la memoria histórica para los ciudadanos. Prueba de ello son los nombres que más se repiten en calles y avenidas del país.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el nombre Miguel Hidalgo aparece en más de 14 mil vialidades del territorio nacional; Emiliano Zapata, en al menos 10 mil; Benito Juárez, en un total de 60 mil 148 calles; 7 mil vías se llaman Independencia, y poco más de 6 mil tienen el nombre de 16 de septiembre.
Entre las calles de la Ciudad de México y sus alrededores, sobran los nombres extraños y curiosos. Pero también están esos otros caminos con títulos a los que nos hemos acostumbrado por repetirlos hasta el cansancio, pero cuyo origen es, por demás, misterioso.
Hay quien deambula por las calles, sin conocimiento del nombre o el origen de ellas, como lo hace la mayoría de los peatones. Aquí, le dejamos las historias detrás de la denominación de algunas de las más famosas de la Ciudad de México.
Arco de San Agustín | República de El Salvador
República de El Salvador, en el Centro Histórico, se llamó Arco de San Agustín por más de 100 años. Esto se debió a que los padres agustinos se adueñaron de este paso. Prueba de ello es el convento de San Agustín. Sin embargo, en 1575, construyeron un puente en forma de arco, que comunicaba al convento con la casa del noviciado. Aunque fue demolido en 1823, el nombre de Arco de San Agustín perduró durante muchas décadas más, pero desapareció junto a otras denominaciones antiguas de calles de la ciudad de México cuando, por el centenario de la Independencia, José Vasconcelos decidió cambiar la nomenclatura de varias vías.
Una de las propuestas de Vasconcelos era bautizar calles como agradecimiento a aquellos países que reconocieron de inmediato al gobierno revolucionario de México. Así es como Arco de San Agustín pasó a ser República de El Salvador, y también es la razón de que otras calles del Centro lleven nombres de naciones.
Niño Perdido
En lo que, hoy, conocemos como el Eje Central Lázaro Cárdenas, hubo un tramo conocido como la calle de Niño Perdido debido a la leyenda de un infante extraviado, de nombre Lauro. Su madrastra, para deshacerse de él, lo habría asesinado. Y aunque la historia ya es poco sonada y esta parte del Eje Central ya no se llama así, un callejón escondido detrás de la estación del trolebús de Fray Servando aún conserva este nombre.
Balcón de Los Edecanes
Se llama así debido a una fotografía tomada en 1958, cuando el entonces candidato a la presidencia de México, Adolfo López Mateos, fue retratado en un balcón, junto con dos edecanes. La imagen se encuentra en la Fototeca Nacional y es parte de la mediateca del INAH.
Callejón del Sapo
Es uno de los rincones del Centro Histórico de la Ciudad de México y tiene una leyenda oscura detrás. Se cuenta que, en tiempos de la Colonia, una mujer deseaba quedar embarazada, y, como no lograba concebir con su marido, le fue infiel con un hombre indígena. El amante asesinó al esposo y, al ser descubierto, fue condenado a muerte, con azotes. El hijo de la unión entre la mujer adúltera y el indígena, se dice, era un ser de aspecto repulsivo, parecido a un sapo.
Este pequeño callejón se encuentra sobre la calle de Victoria, entre José María Marroquí y Luis Moya.
Rosas Moreno
El nombre de esta calle se debe al escritor y poeta José Rosas Moreno, originario de Lagos de Moreno, quien dedicó su obra a crear literatura para niños y es considerado el mayor escritor de fábulas infantiles en México.
General Popo
La calle se llama así debido a una llantera mexicana que fue una exitosa empresa y que se encuentra en la colonia Industrial, famosa por tener calles con nombres de otras empresas, como Buen Tono, Larín, Continental, Modelo, entre otras.
La calle de la Amargura
Se ubica en el barrio de San Ángel; se prolonga desde la calle de San Jacinto hasta Avenida Revolución. Se cuenta que se llama así porque un hombre español, que conquistó a una mexicana, confundió al padre de ésta con su amante y lo asesinó. La mujer murió de pena y el desafortunado don Juan terminó quitándose la vida.
Cerca de Plaza Garibaldi, hay otro callejón, el de la Amargura, y se dice que se bautizó así porque la gente va a ahogar sus penas en alcohol, con la música de los mariachis.
[FOTGRAFÍA 03
Calle de la Amargura, en San Ángel. Foto: Mediateca INAH]
Barranca del Muerto
El nombre de esta avenida hace alusión a una gran barranca que servía como uno de los afluentes principales del río Mixcoac, actualmente, entubado como Churubusco, Piedad, Consulado y Magdalena. Pero ¿y el muerto? Pues resulta que este lugar fue utilizado como un tiradero de cadáveres, producto de las batallas entre carrancistas y zapatistas.
Dulce Olivia
Entre la cantidad de admiradores que tenía Olivia de Havilland, estaba Emilio ‘El Indio’ Fernández. Un buen día, Emilio, con la decisión que siempre lo caracterizó, notó que una calle de Coyoacán cruzaba por su propiedad y no tuvo más remedio que cerrarla. Ernesto Uruchurtu, regente en turno del Distrito Federal, lo obligó a abrir el paso nuevamente. Emilio accedió, pero no sin antes acordar que le dedicaría la calle –que seguía considerando parte de su propiedad– a su gran amor, Olivia, con quien mantuvo una relación mediada por el traductor y guionista Marcus Goodrich. En medio del ir y venir de cartas, Olivia se enamoró de Marcus, con quien eventualmente se casó y tuvo un hijo.
Panzacola
Sobre la Avenida Universidad, hay una calle con un nombre peculiar: Panzacola. Ésta toma su nombre de la capilla de San Antonio de Panzacola. En realidad, no existe en el santoral nadie con esta nomenclatura, pues su nombre oficial es San Antonio de Padua. Los lugareños le agregaron al sitio el nombre de Panzacola porque solía haber muchas lagartijas en las inmediaciones.
Puente de La Morena
El puente al que hace referencia esta calle era la principal vía de comunicación entre Mixcoac y Tacubaya. En las inmediaciones de dicho puente, estaba la casa de La Morena, una mujer de la vida galante, que, según cuentan las malas lenguas, prestaba sus servicios a la más alta alcurnia del gobierno de la Nueva España.
Pilares
La colonia Del Valle era un lugar de grandes haciendas y ranchos, antes de su fraccionamiento. Uno de los caminos principales, que comunicaba estos ranchos, pasaba frente a la finca de Los Pilares –así se le conocía por los pilares blancos que se podían ver desde el camino–. Eventualmente, la vía se quedó con el nombre, y del rancho, no quedó más que el recuerdo. San Borja y Amores son otras de las calles que heredaron los nombres de los ranchos que las precedieron, mientras que Moras, Capulín y Tejocotes hacen alusión a los productos principales de las antiguas fincas.
Salsipuedes
En la Ciudad de México, existen dos callejones que llevan este nombre. El primero de ellos está en la colonia Coltongo, en la alcaldía Azcapotzalco, y es tan pequeño y estrecho que le hace total honor a su nombre. El otro se encuentra en Tlalpan, en la colonia Tlalpuente.
Rayando el Sol
En la colonia Benito Juárez, en Ciudad Neza, al oriente de la capital, se encuentra esta calle, que hace alusión a la canción ranchera de David Záizar, cuya interpretación fue replicada por Plácido Domingo, Chavela Vargas y Ana Gabriel.
Y para mantener este tenor de ritmos de antaño, en ese territorio, se encuentran calles nombradas Las Golondrinas, La Cucaracha, La Barca de Oro, Pancho López y Pichirilo, entre otras.
La Verdolaga
Esta calle se ubica también en la colonia Benito Juárez, en Ciudad Neza. Está a sólo unas cuadras de Rayando el Sol.
Goma y Chicle
Mandar lejos a alguien nunca fue tan sencillo: simplemente, lo dirige cortésmente a la colonia Granjas México, y listo.
En esa misma colonia, existe otra calle de nombre curioso: Chicle. Un dato que pocos conocen es que estos pasajes se llaman así por estar en una zona dulcera: aquí, se encuentran las empresas de Tutsi, Barcel y la fábrica de cacahuates Nishikawa, entre otras.
Matapulgas
Aunque parecería un nombre patrocinado por alguna industria insecticida, éste se debe a una planta cuya propiedad es mantener a raya a esos insectos. La calle, que se encuentra en la colonia Tlalpuente, tiene otras vecinas, cuyos títulos son también fabulosos: Aire Puro, Vía Fragante, Agua Cristalina y Finaestampa.
Algunos otros nombres inusuales y estrambóticos de calles en la Ciudad de México son:
Alcaldía Álvaro Obregón: Batalla de Naco, La Otra Banda, Juan Sin Miedo, Maremoto, Unidad Preconcreto, El Cuernito, Reacomodo de la Bolsa.
Tlalpan: Lago de la Muerte, Barrio La Lonja, Diablotitla, Pueblo Quieto, Piedra de Comal.
Cuauhtémoc: Callejón Vaquita, Pescaditos.
Magdalena Contreras: El Tanque.
Miguel Hidalgo: Tiro al Pichón-Lomas de Bezares, Benito Juárez.
Tláhuac: Mar de la Crisis.
Ciudad Alegre: Añejo de Bacardí, Brandy Cheverny, Cerveza Noche Buena.
Estado de México: Mar de la Crisis-Ojo de Agua, Zopilote Mojado (municipio de Nezahualcóyotl).
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