En esta edición, empezaremos a narrar la historia de las calles de la capital mexicana, el origen de sus nombres y cómo, poco a poco, fueron rebautizadas.
La Ciudad de México tuvo su nacimiento y desarrollo en el Centro Histórico, que no sólo ha sido el núcleo de la historia de ésta, sino, también, el de la República. En él, confluyen los símbolos culturales que conforman nuestra identidad nacional.
Las primeras calzadas de la antigua Tenochtitlan eran las vías naturales de entrada y recorrido por la ciudad, y eran tan majestuosas que causaron la admiración de Hernán Cortés, quien, temeroso de una sublevación indígena, fortificó la urbe, marcando la separación entre la zona hispana y los barrios nativos.
Con la instalación de la Colonia, se trazaron las primeras calles sobre las ruinas de la antigua metrópoli; a partir de entonces, se empezaron a llamar con los nombres de virreyes, nobles y santos, especialmente, las principales avenidas de la que fue la mayor ciudad de la Nueva España.
Sin embargo, pese a la colonización, muchas vías conservaron nombres en náhuatl, como Huacalco, Tlatilco y Tlacoapan –la, hoy, tan conocida Calle de Tacuba–; aunque había otras denominadas como reyes, elementos del catolicismo e, incluso, algunas adoptaron el título de ciertos gremios de artesanos, como la famosa Calle de Plateros, cuyo nombre derivó de algún antiguo oficio.
Durante el mandato de Porfirio Díaz, se buscó modernizar la ciudad y se dejó de lado la tradición que había prevalecido durante años. Se trazó una cuadrícula sobre la urbe, asignando números y letras a las vías, de tal forma que los nombres cambiaron a calles Sur y Norte, y avenidas Oriente y Poniente, acompañados de su respectiva letra y número.
Sin embargo, las disposiciones de Díaz no duraron mucho, pues, con la Revolución y el fin de su gobierno, muchas calles fueron rebautizadas, haciendo clara alusión a los personajes y fechas relacionados con la lucha: como Plaza de la Constitución, 5 de Febrero, 20 de Noviembre, Francisco I. Madero, Álvaro Obregón, Pino Suárez, entre otras.
Actualmente, se mantienen muchos de esos nombres, no obstante, el crecimiento de la metrópoli es innegable, ya que hay más 25 mil calles distribuidas en poco más de 2 mil colonias.
¿De dónde salieron los demás títulos? La Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (SEDUVI) es la dependencia que, a través de la Dirección de Administración Urbana, establece, aclara y modifica los nombres de las vías públicas, espacios abiertos, colonias, barrios y pueblos; oficializa lo ya estipulado, a partir de una investigación rigurosa de planos existentes y con el acuerdo de los vecinos, ya que, básicamente, son los usos y costumbres los que han dado origen a la nomenclatura de la ciudad.
Los miles de calles de la capital son más que una referencia en el mapa; son testigo y parte de la historia. Sobran los nombres extraños y curiosos, como la calle de Neza, que se llama Rayando el Sol, y la calle de la Amargura, en pleno centro de San Ángel.
A continuación, narraremos algunas historias detrás de los nombres de algunas de las vías más famosas de la Ciudad de México.
Calle de las Canoas | Corregidora
Entre los nombres antiguos de calles del Centro Histórico, este es el que tiene el pasado más rico en historia, ya que se relaciona con la época en la que nuestra ciudad estaba llena de canales y ríos. Uno de estos canales era la Acequia Real, que entraba por el sur de la Alameda y pasaba por el Hospital Real, el convento de San Francisco y seguía su curso hasta la Plaza Mayor, para unirse con el Canal de La Viga. Por eso, una calle que era paralela a esta acequia se nombró Calle de las Canoas. Corría a un costado de Palacio Nacional y terminaba en lo que, hoy, es Eje Central. Sin embargo, para celebrar a los héroes de la Independencia, parte de la Calle de las Canoas se renombró como Corregidora (Josefa Ortiz de Domínguez).
Puerta Falsa de San Andrés | Donceles
La famosa calle de los libros en el Centro Histórico fue trazada en 1524 y es una de las más antiguas de México. A algunos tramos de lo que, actualmente, es Donceles, se les conocía, desde antes de 1910, con los nombres de Chavarría, Montealegre, Cordobanes y Puerta Falsa de San Andrés. ¿Por qué cambió su nombre? Se dice que, en la época de la Colonia, se establecieron familias de alta alcurnia y, por la calle, se paseaban jóvenes acaudalados, conocidos como donceles (término masculino para doncellas).
Calle de Plateros | Madero
Hay nombres antiguos de calles que se relacionan con algún oficio. Ese es el caso de Madero. Existe desde la época colonial y, en un inicio, se le conocía como San Francisco, pues, ahí, se encontraba el convento del mismo nombre. Sin embargo, eso cambió en 1580, cuando el virrey Enríquez ordenó que los plateros se establecieran en esta zona. El comercio de la plata fue todo un éxito y, poco a poco, se le empezó a llamar Calle de Plateros. La nomenclatura se modificó nuevamente en 1914, cuando Francisco Villa decidió brindarle un homenaje a Francisco I. Madero.
Avenida San Juan de Letrán | Eje Central
Una de las vías más emblemáticas y extensas de la ciudad, que se dividía en nueve secciones: Ajusco, Panamá, Niño Perdido, Ruiz de Alarcón, Leyva, Aquiles Serdán, Santa María la Redonda, Abundio y San Juan de Letrán. Este último tramo es el más recordado y abarcaba desde lo que, hoy, es José María Izazaga a Madero. Pero su nomenclatura cambió en los 70, cuando se inauguraron los ejes viales.
Calle de Corpus Christi | Avenida Juárez
Con la Independencia y la Revolución, muchos nombres antiguos de calles cambiaron, como es el caso de la Avenida Juárez, en el Centro Histórico. Originalmente, en 1590, esta avenida estaba dividida en distintas secciones: Calle del Calvario, de la Acordada, del Hospicio de Pobres y de Corpus Christi. En esta parte final, se ubicó un paseo que fue la primera alameda de la Nueva España. Pero, el 15 de julio de 1867, el presidente Juárez desfiló por estas calles tras el fusilamiento de Maximiliano y, para recordar esa fecha y rendirle honor, se renombró como Avenida Juárez.
Paseo de la Emperatriz | Paseo de la Reforma
Es de las avenidas más emblemáticas y su origen se remonta al Imperio de Maximiliano de Habsburgo y de Carlota Amalia de Bélgica. Se dice que esta vía nació de los reclamos de la emperatriz, quien se molestaba cuando Maximiliano no dormía en el Castillo de Chapultepec, por quedarse en el Palacio Imperial (hoy, Palacio Nacional). Para crear un camino directo entre ambos puntos, el emperador mandó a trazar y construir una avenida llena de glorietas, camellones, fuentes y esculturas. Entonces, la primera sección fue bautizada como Paseo de la Emperatriz. Los emperadores no vieron concluido este proyecto; las obras continuaron bajo la presidencia de Sebastián Lerdo de Tejada y fue entonces que recibió su nombre actual: Paseo de la Reforma.
Avenida Jalisco | Avenida Álvaro Obregón
El origen de esta calle se remonta al siglo XVIII; sin embargo, fue hasta inicios del siglo XX que se le nombró Avenida Jalisco. No obstante, después del asesinato del presidente Álvaro Obregón, en 1928, se le cambió el nombre debido a que éste tenía su casa en el número 185 de esta vía.
Calzada del Tepeyac | Calzada de los Misterios
Conecta Paseo de la Reforma con La Villa, y su origen data desde los tiempos prehispánicos, pues era uno de los tres grandes caminos que atravesaban el entonces Lago de Texcoco. Los mexicas la construyeron para conectar a Tenochtitlan con el pueblo de Tepeyac, ubicado al pie del cerro del mismo nombre, por lo que era conocida como Calzada del Tepeyac. Sin embargo, a finales de la Conquista, esta vía fue cambiando debido a las apariciones de la Virgen y se inició la construcción de un templo. Poco a poco, se empezó a conocer como Calzada de Guadalupe.
En 1675, la calle sufrió un gran cambio, Francisco Marmolejo e Isidro Zuriñana decidieron construir, a los lados de la calzada, 15 ermitas para representar los misterios del rosario católico; fue así como se le empezó a llamar como Calzada de los Misterios.
La Quemada | Jesús María
Durante muchos años, fue conocida como La Quemada debido a que, en el siglo XVI, vivió, en esta calle, el encomendero Gonzalo Espinosa de Guevara, con su hija Beatriz, provenientes de Villa de Illescas.
La joven era muy hermosa, por lo que no faltaban caballeros que la pretendieran. Sin embargo, ella no le hacía caso a ninguno, hasta que apareció el marqués de Piamonte, quien resultó ser tan celoso que mató a varios hombres. Al enterarse de esto, Beatriz decidió quemar su rostro, para desfigurarlo y evitar más asesinatos. Aunque, desde 1928, cambió a su nombre actual (Jesús María), muchos todavía la ubican como La Quemada.
Moneda
En el espacio que, hoy, ocupa el Museo Nacional de las Culturas y que, originalmente, fue una de las casas de Moctezuma, se estableció la primera casa de moneda de América, por ahí de 1570. Antes de llamarse Moneda, la calle se llamó Arzobispado; y previo a eso, se llamó Martín López, en honor al carpintero del rumbo.
Camarones
En el siglo XVIII, había un poblado en las inmediaciones de Azcapotzalco, conocido como Camarones. Este pequeño asentamiento estaba en uno de los caminos reales —hoy, Calzada Camarones— que comunicaban con la Ciudad de México. Bordeando esta senda, se encontraba uno de los afluentes del río Consulado, mismo que estaba habitado por acociles.
Xola
Esta zona de la ciudad estuvo dominada por ejidos y ranchos hasta principios del siglo XX. Dos de los ranchos más importantes eran el de los Nápoles y el de los Sola. El apellido de la familia Sola fue, poco a poco, mutando hacia Shola; y cuando se hizo el trazo urbano, lo escribieron con una equis.
No se pierda nuestra próxima edición, donde continuaremos este recorrido y le daremos a conocer los nombres antiguos y raros de nuestras calles.
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