Conocido como El flaco de oro, Agustín Lara fue uno de los compositores más importantes de México durante el período de la preguerra mundial. Fue autor de canciones que se han convertido en las favoritas de la audiencia, tales como Granada, Solamente una vez, María bonita, Farolito y Palabras de mujer; las cuales, hasta el día de hoy, muchos cantantes de distintos géneros siguen interpretando, dando mayor longevidad a su legado.
Así nace el compositor
Ángel Agustín María Carlos Fausto Mariano Alfonso Rojas Canela del Sagrado Corazón de Jesús Lara y Aguirre del Pino, mejor conocido como Agustín Lara, nació el 30 de octubre de 1897, en la Ciudad de México, aunque algunos de sus biógrafos afirman que era originario de Tlacotalpan, Veracruz.
Desde muy temprana edad, sintió el deseo e interés por las actividades artísticas, pues aprendió a tocar el piano a los siete años. Tiempo después, estudió en un liceo francés, lo que le permitió leer a escritores galos. Esto, seguramente, comenzó a formar al poeta, quien, años después, por recomendación de otros literatos, presentaría ante el público su trabajo en todo su potencial.
Cuando era adolescente, su padre lo envió a una escuela militar, pero él se rebeló y abandonó la carrera. Le dijo a su familia que tenía un trabajo nocturno en una oficina del gobierno; sin embargo, se dedicaba a tocar el piano en un burdel. Por medio de este empleo, Lara conoció a otros músicos y comenzó a escribir canciones por primera vez.
El mundo de la pluma y el papel
La primera composición que grabó fue el bolero Imposible, en el otoño de 1928. Fue interpretada por José Rubio, con la compañía de la Orquesta de Adelaido Ramírez. Ese mismo año, el Trío Garnica Ascencio cantó otra de sus obras, Clavelito.
Lara se destacó por ser autor de una variedad de canciones de distintos géneros, entre ellos, ranchero, bolero y tropical. Escribió la mayoría de sus composiciones legendarias entre 1930 y 1939, mientras realizaba giras por América del Sur y participaba con frecuencia en las estaciones de radio.
También comenzó a escribir canciones para el cine, haciendo una enorme contribución a la Época de Oro del cine mexicano. Compuso para diversas películas, tales como Santa (1932), inspirada en la novela de Federico Gamboa. También colaboró en la radio, con el programa La hora azul, compartiendo el espacio con intérpretes como Toña la Negra, Pedro Vargas y Alejandro Algara.
Lara se consolida
Durante los años 50 y principios de los 60, Agustín se elevó a estatus de estrella internacional, al hacer una gira por Europa, con gran éxito. Sus canciones dieron la vuelta al mundo, convirtiéndolo en uno de los compositores de música popular más reconocidos y, en consecuencia, las letras de sus temas musicales fueron traducidas a muchos idiomas.
Docenas de artistas han interpretado sus canciones, incluidos Xavier Cugat, Desi Arnaz, Nat King Cole, Bing Crosby, Lola Beltrán y Celia Cruz. En el centenario de su nacimiento, Plácido Domingo grabó Por amor, un álbum completo de composiciones de Lara.
Además de las ya mencionadas, otras de sus piezas musicales más famosas son: Arráncame la vida, Aventurera, Dueña mía, Estoy pensando en ti, Lamento jarocho, Madrid, Noche de ronda, Pecadora, Se me hizo fácil y Te vendes. Sus composiciones para el séptimo arte incluyen: Cada noche un amor, para la película Distinto amanecer (1943); Solamente una vez, para Los tres caballeros (1944); Revancha, para La diosa arrodillada (1947) y Revancha (1948); Amor de mis amores, para Ansiedad (1953); sólo por mencionar algunas.
Lara murió de un infarto el 6 de noviembre de 1970. Durante su funeral, se guardó un minuto de silencio en todo México, mientras que, en el servicio, Toña la Negra cantó una de las canciones más poderosas del artista, Noche de ronda.
La cicatriz que tenía Agustín Lara en el rostro era una característica emblemática. Cuando la gente le preguntaba el origen, siempre contaba una historia diferente; la más certera, quizá, tenía que ver con un cabaret.
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