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Valentina Ramírez, la guerrillera que inspiró el nombre de la famosa salsa

  • Hedy Hernández
  • hace 7 días
  • 6 Min. de lectura

 

La Salsa Valentina, un icono de la gastronomía mexicana, tiene un origen que es mucho más que su sabor picante: está inspirada en la mujer guerrillera Valentina Ramírez Avitia, conocida como “La Valentina”. Esta soldadera se unió a las filas revolucionarias a los 17 años y vestida como hombre.

 

El presente artículo explora el nacimiento de la salsa, la vida de su inspiradora y el entramado histórico que une ambas figuras.

 

Su apodo, “La Valentina” y también “La leona de Norotal”, enfatizaba su coraje. Su valentía fue el factor clave para que la marca adoptara su nombre, simbolizando el carácter “bravo” de la salsa y combinando el sabor y la historia, que le otorga un valor simbólico muy poderoso.

 

 

Tamazula, Valentina y Costa Brava

En la década de los 60, en Tamazula de Gordiano (Jalisco), Gilberto Reyna comercializaba una salsa llamada El Torito, muy popular localmente.

 

Luego, Manuel Maciel Méndez, vendedor de hielo, desarrolló una receta propia con chiles secos de la región: nacía la “Salsa Tamazula”, la marca original creada en 1960 para competir con “El Torito”.

 

El negocio familiar evolucionó y trasladó la producción a Guadalajara, expandiendo su línea con nuevos productos: primero “Valentina”, luego “Costa Brava”, y más adelante, presentaciones en polvo y para mariscos.

 

Valentina Ramírez Avitia


Foto: Créditos a quien correspondan
Foto: Créditos a quien correspondan

Nació el 14 de febrero de 1894 en Norotal, Durango. Su padre, labrador, fue asesinado al comienzo de la Revolución, lo que despertó en Valentina el deseo de luchar y vengar su muerte.

 

En noviembre de 1910, con tan sólo 17 años, y en virtud de que las fuerzas insurgentes no aceptaban a mujeres entre sus filas, Valentina aprendió a montar a caballo, a usar armas, se vistió con la ropa de su hermano: carabina, cartucheras y sombrero de palma para ocultar sus trenzas, y adoptó el nombre Juan Ramírez. Así, vestida como hombre, con dos cartucheras cruzadas sobre el pecho y una carabina 30-30, se unió al ejército maderista para derrocar a Porfirio Díaz.

 

De acuerdo con información de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), ingresó a la Revolución Mexicana el 12 de enero 1911, en las fuerzas del General Ramón F. Iturbe, tenía el grado de soldado.

 

Participó en la toma de Topia y Tamazula, y su actuación en el combate de Puente Pumarejo (en Culiacán), que provocó el derrocamiento y destierro del gobernador Diego Redo, decidió al oficial Harold Ramírez a otorgar el grado de teniente a Valentina.

 

Combatió al lado de otras guerrilleras como Clara de la Rocha, quien fue coronela, el grado más alto que ostentaron las mujeres en los ejércitos de la Revolución.

 

Tras aproximadamente cinco meses de servicio, después de la toma de Culiacán, fue descubierta: un compañero se percató de sus trenzas, y fue presentada ante su superior. El general la felicitó, pero la expulsó porque no se admitían mujeres en el ejército. Frustrada por el rechazo, Valentina quiso volver junto a su familia, pero no fue aceptada por sus hermanos, ofendidos porque ella había estado ausente de la casa cuando murió su madre.

 

En una fotografía antigua de la Revolución Mexicana se observa a una joven vestida de hombre, con sombrero norteño, pistola enfundada y rifle en mano. Aquella imagen fue publicada en la Semana Ilustrada, el 7 de julio de 1911 con esta descripción: “Muchacha revolucionaria. Srita. Valentina Ramírez de las fuerzas de Iturbe, antes del ataque a Culiacán.”

 

En el México posrevolucionario se difundió ampliamente la presencia emblemática de la heroína Carmen Serdán y en el anonimato quedó el conjunto de soldaderas, estereotipadas en las adelitas, valentinas, rieleras, marietas, entre otras; el mito que las distintas expresiones culturales crearon sobre ellas pasó a formar parte del imaginario colectivo.

 

Años después, en 1964, fue reconocida por la Sedena como Veterana de la Revolución del primer periodo y recibió la Condecoración al Mérito Revolucionario.

 

Cuando recibió este reconocimiento dijo: “Me llena de satisfacción y de orgullo pues después de haber servido en el ejército maderista como soldado raso, no obstante, mi condición de mujer, a los 70 años de edad veo que bondadosamente se me toma en cuenta”.

 

Sus últimos años

Rechazada por su propia familia, se fue a Sinaloa y conoció a Federico Cárdenas, un coronel con quien se casó, aunque pronto quedó viuda.

 

En 1969 fue atropellada en Navolato, resultando herida y sin medios para sostenerse: vivió en un asilo, escapó y terminó mendigando.

 

Murió el 4 de abril de 1979, víctima de quemaduras por un incendio en su vivienda, y fue enterrada en una fosa común.

 

Valentina en la cultura popular

Inspiró el corrido “La Valentina”, interpretado por artistas como Jorge Negrete, Cuco Sánchez, Flor Silvestre y Los Cadetes de Linares.

 

En el cine, se representó en las películas “La Valentina” (1938) y un remake en 1966 con María Félix y Piporro.

 

Hoy se le conoce como la “Mulán mexicana”, por la similitud con la legendaria guerrera china.

 

El legado de la salsa en México y el mundo

La Salsa Valentina (etiqueta amarilla y negra) se posicionó rápidamente en México y hoy es una de las más populares, sólo superada por Costeña.

 

Se exporta a EE.UU., Canadá, Europa y América Latina.

 

De las variedades disponibles: etiqueta amarilla (nivel medio de picante), etiqueta negra (extra picante), etiqueta azul (para mariscos) y versiones en polvo.

 

Vueltos clásicos no solo en botanas, papas, mariscos, pizzas y hot dogs, sino también en mixología y cocina creativa.

 

Salsa Valentina

En la década de los 60, Manuel Maciel Méndez comenzó con la empresa de Salsa Tamazula en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, con una receta familiar de chiles puya fusionada con chiles serranos, agua, ácido acético, vinagre, sal, condimentos, especias y benzoato de sodio.

 

Iconografía y marketing: la fuerza de “Valentina”

La imagen de la etiqueta (amarilla con Jalisco de fondo) evoca fuerza, tradición y sabor.

El nombre "Valentina" encarna autenticidad, valentía y empoderamiento, atributos que conectan emocionalmente con el consumidor moderno

Es un ejemplo claro de “legacy branding”, utilizando una figura histórica real y poderosa para dar identidad y significado al producto.

 

la salsa Valentina también se consume en zonas de Estados Unidos como California, Texas e Illinois, y se puede encontrar incluso en Cánada, España, y muchos países de Sudamérica.

 

Debido al éxito de ese primer sabor picante, pronto llegaron nuevas marcas como salsa Valentina, que se prepara con chile seco de árbol según su etiqueta.

 

En diversas ocasiones, los creadores de la famosa Salsa Valentina han dicho que su nombre está inspirado en esta mujer revolucionaria.

“A nosotros nos hace sentir orgullosos llevar el nombre de una mujer mexicana que, como muchas otras, luchan por sus ideales y le ponen sabor y picor a esta vida”, describe en su página de Twitter Salsa Valentina.

 

Variedades

La salsa Valentina tiene tres variedades: Etiqueta amarilla (picante), etiqueta negra (extra picante) y etiqueta azul (para productos del mar); está disponible en varias presentaciones (4 L, 1 L, 370 mL, 125 mL, marisquera 140 mL y chile en polvo 140 mL).  También disponible con palomitas de Maíz (ACT II Salsa picante Valentina style), gracias a un acuerdo de colaboración entre Grupo Tamazula y Conagra Brands/Conagra Foods México.

 

Sin embargo, ella y su valentía no fueron del todo olvidadas. Por aquellos años, en la década de 1960, en Tamazula, Jalisco, Manuel Maciel Méndez fundó una empresa que vendía una salsa familiar de chiles puya y chiles de árbol, conocida como Salsa Tamazula. El éxito de esa primera salsa picante provocó que pronto llegaran otros sabores, especialmente uno preparado con chile rojo seco que, al ser brava, se llamó "La Valentina" en honor a esta luchadora revolucionaria.

 

Hoy en día, esta salsa se puede encontrar en varios países del mundo, como Estados Unidos, España y Canadá. Y aun así, los mexicanos que viajan al extranjero suelen llevar consigo una codiciada botella de Salsa Valentina en sus maletas.

 

Además de esta famosa salsa, a Valentina Ramírez se le recuerda con un corrido revolucionario llamado precisamente La Valentina, interpretado por Jorge Negrete, Cuco Sánchez, Guadalupe Pineda, Flor Silvestre y Los Cadetes de Linares. Otro es el famoso El Corrido del Norte de Halcones de Salitrillo y dice así: “¡Fue la Valentina mi fiel soldadera, y por decidida llegó a coronela, curó con sus manos mis rojas heridas, me fue inseparable por toda la vida, como carabina mi fiel Valentina / La Valentina fue mi fiel soldadera, y por determinación se hizo coronel, curó mis heridas rojas con sus manos, fue inseparable de mí durante toda mi vida! como acompañante mi fiel Valentina.”

 

La fusión entre historia y gastronomía hace que cada cucharada de Valentina sea un homenaje vivo a una heroína que rompió esquemas y, décadas después, da nombre a una salsa que no solo enciende el paladar, sino también el orgullo cultural.

 

 

 

 

La Valentina

José de Jesús Martínez

 

Una pasión me domina

y es la que me hizo venir,

Valentina, Valentina

yo te quisiera decir.

 

Dicen que por tus amores

la vida me han de quitar.

¿No le hace que sean muy hombres?

yo también me sé pelear.

 

Si porque tomo tequila

mañana tomo jerez,

si porque me ves borracho

mañana ya no me ves.

 

Valentina, Valentina

rendido estoy a tus pies,

si me han de matar mañana

que me maten de una vez

 

Si porque tomo tequila

mañana tomo jerez,

si porque me ves borracho

mañana ya no me ves.

 

Valentina, Valentina

rendido estoy a tus pies,

si me han de matar mañana

que me maten de una vez.

 

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