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Hedy Hernández

Xochiquétzal y Tlazoltéotl

Actualizado: 4 oct 2023


Diosas aztecas del amor y la lujuria




Las culturas antiguas tienen sus propias deidades del amor y la lujuria, y los aztecas no son la excepción. En su panteón, encontramos a Xochiquétzal y Tlazoltéotl, dos diosas que representaban diferentes aspectos de la sexualidad y la pasión. Aunque la información sobre estas diosas proviene principalmente de las crónicas de los evangelizadores españoles, podemos adentrarnos en el legado de estas deidades y explorar su importancia en la cosmología azteca.



Xochiquétzal: la diosa del amor y la belleza

Xochiquétzal es una diosa que encarna la juventud, la belleza y el amor en la mitología azteca. Su nombre significa "flor preciosa" en náhuatl, lo cual refleja su conexión con la naturaleza y su papel como símbolo de la juventud y la belleza femenina. Se la representa con atuendos y adornos florales, que resaltan su estrecha relación con el mundo natural.


Según las leyendas, Xochiquétzal nació de los cabellos de la diosa madre. En algunos mitos de creación, se le menciona como esposa de Piltzintecuhtli, el hijo de la primera pareja de hombres en la cosmogonía azteca. Con Piltzintecuhtli, tuvo varios hijos, entre ellos Cinteotl, el dios del maíz tierno, y Xochipilli, el dios de las flores y el amor.


Xochiquétzal era adorada como una deidad de la fertilidad y la sexualidad. Se creía que habitaba en Tamoanchan, un paraíso terrenal lleno de deleites y placeres. Allí, era custodiada por enanos, jorobados, payasos y bufones, quienes la entretenían con música y bailes. Su morada estaba llena de fuentes, ríos y bosques, y se decía que aquellos que tuvieran la fortuna de ser tocados por una de sus flores serían bendecidos con amor y fidelidad.


Tlazoltéotl: la diosa de la pasión y la lujuria

Tlazoltéotl, por otro lado, era la diosa azteca asociada con la pasión y la lujuria. Su nombre significa "comedora de inmundicias", lo cual refleja su papel como la diosa que purifica los pecados sexuales, especialmente el adulterio. Su apariencia se representaba con una banda de algodón en la cabeza y la boca pintada de negro, como las prostitutas solían hacerlo.


En la mitología azteca, Tlazoltéotl desempeñaba un papel importante en el ámbito de la purificación espiritual. Se creía que aquellos que habían cometido transgresiones sexuales podían confesarse y purificarse a través de rituales dedicados a Tlazoltéotl. Uno de los rituales más destacados era el sacrificio de una mujer que representaba a la diosa, cuya piel y adornos eran utilizados para vestir a un hombre participante en el ritual.


El Significado en la cosmología azteca

Para comprender el significado en la cosmología azteca, es importante tener en cuenta la visión que tenían los antiguos mexicanos sobre el amor y la sexualidad. A diferencia de las concepciones modernas, los aztecas consideraban que existían deseos permitidos y deseos prohibidos, y cada uno de estos correspondía a una de las diosas.


Xochiquétzal representaba los encuentros juveniles, espontáneos y libres. Su belleza era alabada y se decía que era preciosa como una flor. Era vista como una diosa que inspiraba amor y atracción, especialmente entre los jóvenes. Su conexión con la naturaleza y su papel en la fertilidad la convertían en un símbolo importante en la sociedad azteca.


Tlazoltéotl, por otro lado, era una diosa temida y venerada. Su papel como purificadora de los pecados sexuales la convertía en una figura importante en los rituales de confesión y penitencia. Su apariencia y su asociación con la lujuria reflejaban la importancia que los aztecas otorgaban a la pasión y el deseo carnal.


Xochiquétzal y Tlazoltéotl son dos diosas destacadas en la mitología azteca, cada una representando diferentes aspectos del amor y la sexualidad. Mientras Xochiquétzal personifica la belleza, la juventud y los encuentros libres, Tlazoltéotl es una deidad de la pasión y la lujuria, pero también de la purificación y la penitencia.



Aunque la información sobre estas diosas proviene de las crónicas de los evangelizadores españoles, su importancia en la cosmología azteca es innegable. Xochiquétzal y Tlazoltéotl nos muestran cómo los antiguos mexicanos entendían y valoraban la sexualidad y el amor en su cultura. Su legado continúa vivo a través de la mitología y nos invita a reflexionar sobre la diversidad de las concepciones del amor y la pasión en las diferentes culturas a lo largo de la historia.


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