La gastronomía mexicana no se podría entender sin sus antojitos que acompañan el día a día de los mexicanos. Las favoritas después de los tacos, son las tortas, ya que son fáciles de preparar, rápidas y económicas; aunque su sencillez no compromete la exigencia del paladar mexicano. Pero, ¿quién y cómo se inventaron?, aquí se lo contamos.
El origen
La torta se creó durante una época en la que había que ingeniársela para comer sabroso y barato. Sin llegar a competir con la tortilla mexicana, su invención llegó a revolucionar la forma en la que se entendía el pan y los bolillos en México.
Según el historiador Ricardo Candia Pacheco, la creación de la torta se origina en la ciudad de Puebla en una época anterior a la invasión de Estados Unidos (1846-1848). Una de las menciones más antiguas se encuentra en una publicación de noviembre de 1863, en el periódico El Pájaro Verde, en el que se lee que, “con motivo de las celebraciones del Día de Muertos, el predio de ‘tortas compuestas’ conocido como La antigua conquista, se establece en la Plaza de Armas; y para evitar confusiones, se distinguirá el lugar por una farola en la puerta con el nombre: La Conquista-Tortas Compuestas”. El anuncio estaba firmado por R. A. P.
Sin embargo, hay otras versiones que le atribuyen el título de creador a Armando Martínez Centurión, quien en 1892 puso un puesto ubicado en el callejón del Espíritu Santo, hoy calle Motolinía, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, al que llamó Tortas del Espíritu Santo. Para 1949, el negocio creció al grado que se ganó el nombre de Tortas Armando, y lo mismo era visitado por estudiantes y obreros, que por escritores y celebridades de la época como Cantinflas, Agustín Lara y Jacobo Zabludovsky, entre muchos otros.
Armando también fue considerado como el tortero más elegante, ya que atendía a sus clientes vestido de traje.
Después de muchos años ubicado en Motolinía, se mudó a la calle de Humboldt #24, pero en 2017, justo enfrente de su local, se abrió un socavón, por lo que tuvieron que cerrar durante un tiempo, y luego de unos meses, dicha sucursal desapareció definitivamente. Así, llegaron hasta Río Nazas #64, donde sobrevive la sazón de 130 años. Después de la muerte de Armando, el 25 de noviembre de 1935, sus hijos se hicieron cargo del negocio, y actualmente su nieta Mónica continúa con la tradición de preparar con las recetas de su abuelo, todos los ingredientes que llevan las tortas.
Todo cabe en bolillo sabiéndolo acomodar
De acuerdo con el escritor Artemio de Valle-Arizpe, quien era asiduo del lugar, éste era un zaguán pequeño con una tabla de madera que hacía de barra. Las tortas en el puesto eran acompañadas con agua de chicha, una combinación de naranja, piña y limón.
Arizpe describe la preparación en una crónica publicada en 1949: “a las dos partes le quitaba la miga; clavaba los dedos en el extremo de una de las tapas y con rapidez los movía (...) Luego ejecutaba la misma operación en el segundo trozo, posteriormente colocaba lechuga fresca picada y proseguía con los demás ingredientes, dependiendo del gusto del cliente. Ya fuera lomo, jamón, queso de puerco, sardinas, pollo o milanesa, y a estos dos últimos hacía un menudo picadillo con un tranchete filosísimo con el que parecía que se iba a llevar los dedos de la mano. Colocaba aguacate con rapidez, rebanadas de queso fresco de vaca y esparcía trozos de chorizo o longaniza y, entre ellos, distribuía otros trocitos de chile chilpocle. Con el jugo del chile remojaba la parte interna de la tapa y con un sólo embarrón la dejaba bien untada con frijoles refritos y la ponía encima de aquel enciclopédico y estupendo promontorio, al que antes le esparció un menudo espolvoreo de sal, aplastaba entre sus manos la torta y se la entregaba al comensal que con una sonrisa estaba listo para engullirla”. “Era un placer grande el comer estas tortas magníficas, pero el gusto comenzaba desde ver a Armando prepararlas con habilidosa velocidad”.
Una gran creación
Tanto éxito tuvieron las tortas, que hasta National Geographic la consideró uno de los grandes inventos del siglo XX. Además, el programa televisivo del Chavo del 8 ayudó a catapultar la fama de la torta a nivel internacional, antojando al mundo con las tortas de jamón, el manjar deseado por el personaje, durante todas las temporadas que duró la serie al aire.
Así, la torta llegó para cambiar nuestra cultura y marcar un hito en la historia de la gastronomía mexicana para la posteridad.
Tortas Armando
Río Nazas #68, colonia Cuauhtémoc, alcaldía Cuauhtémoc
Av. Coyoacán #524, colonia Del Valle, alcaldía Benito Juárez
Amores # 806, colonia Del Valle, alcaldía Benito Juárez
Pedro Romero de Terreros #201, esquina San Francisco, colonia Del Valle, alcaldía Benito Juárez
Horario: lunes a sábado, de 9:00 horas a 21:00 horas, y domingo, de 9:00 a 18:00 horas.
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