¿Se ha encontrado la clave de la eterna juventud?

Ingeniero de Google predice que logrará frenar el envejecimiento para el año 2029

El envejecimiento es un proceso natural, irreversible e, incluso, inevitable. En muchas culturas antiguas, envejecer era sinónimo de sabiduría y respeto, como en las antiguas sociedades indígenas de América, la India y China. Pero más en la actualidad, la perspectiva se ha centrado en la decadencia física, la enfermedad y la muerte.

La ciencia médica tradicional abordaba el envejecimiento como un fenómeno biológico normal, centrando sus esfuerzos en tratar las enfermedades asociadas a la vejez, más que en atacar directamente sus causas. Sin embargo, en las últimas décadas, esta visión ha comenzado a cambiar de una forma muy radical, ya que estamos viviendo una época en donde el avance biotecnológico, la inteligencia artificial y la investigación genética han permitido a investigadores, científicos y tecnólogos cuestionar los límites tradicionales de la vida humana. Hoy, un número creciente de expertos estudia el envejecimiento como un proceso tratable.

Raymond Kurzweil, el futurista e ingeniero de Google, plantea una predicción audaz para el año 2029, según sus propios libros, entrevistas y otras notas de expertos relacionadas con el tema. Y es que ha afirmado que la humanidad podría alcanzar la capacidad de frenar el envejecimiento biológico, gracias a los avances acelerados en tecnología y medicina. Un resultado de tendencias científicas concretas que están cambiando nuestra comprensión y perspectiva sobre lo que significa envejecer.

Imaginar un mundo donde el tiempo deje de roer nuestros huesos y marchitar nuestras células ha sido, desde siempre, el anhelo de poetas, alquimistas y científicos. Hoy, podemos comenzar a imaginar cómo sería la vida si eso fuera posible. Según Kurzweil, alcanzaremos lo que él llama "la velocidad de escape de la longevidad", un punto en el que, por cada año que vivamos, la ciencia será capaz de devolvernos más de un año de vida. Es decir, dejaríamos de envejecer, al menos, en términos netos, como una especie de pausa en la flecha del tiempo.

“Después de 2029, recuperarás más de un año. Retrocederás en el tiempo”, afirma Kurzweil, con la convicción de quien ha visto el porvenir en los circuitos del presente. Kurzweil no habla desde la especulación vacía; ha basado sus predicciones en lo que él denomina “la ley de los rendimientos acelerados”, la idea de que el progreso tecnológico crece de manera exponencial, por lo tanto, lo que hoy parece imposible, mañana podría ser algo habitual.

Actualmente, según Kurzweil, ya estamos ganando cerca de cuatro meses de vida adicional por año, pero, para finales de esta década, podríamos alcanzar un punto en el que la biotecnología y otras disciplinas nos permitan superar el ritmo natural del envejecimiento.

Él recuerda, por ejemplo, cómo, durante la pandemia, la humanidad desarrolló una vacuna en menos de un año, gracias a la biotecnología y la inteligencia artificial. Esa misma velocidad, aplicada a la medicina regenerativa, a la edición genética, a los nanobots –que algún día viajarán por nuestras venas, reparando células–, podría llevarnos a un escenario radicalmente nuevo, uno en el que la muerte deje de ser una certeza biológica.

En su visión, el cuerpo no será el único recipiente de nuestra existencia. Kurzweil imagina un mundo donde nuestra mente, nuestras memorias y nuestra conciencia podrán digitalizarse y crear “avatares mentales” que nos sobrevivan o, incluso, nos acompañen más allá del cuerpo físico. Esto plantea preguntas que la tecnología aún no puede responder, pero que la filosofía ya ha explorado durante siglos: ¿qué somos si no somos nuestro cuerpo?, ¿podemos seguir llamándonos humanos si vencemos a la muerte?, ¿vivir eternamente es un regalo… o una condena?

El ingeniero, célebre futurista, cuenta con varios libros, como The Age of Intelligent Machines (1990), Fantastic Voyage: Live Long Enough to Live Forever (2004, coescrito con Terry Grossman), How to Create a Mind (2012), The Singularity Is Nearer (2005, con actualizaciones recientes en su edición de 2025) y otros, donde ha planteado temas sobre la tecnología, la inteligencia artificial, la biología, la futurología, la inmortalidad y la longevidad, entre otros temas relacionados.

Un horizonte incierto pero fascinante

Kurzweil ha acertado antes, ya que predijo la llegada de los asistentes virtuales –como Siri–, la expansión de internet y la inteligencia artificial general para 2029, que ya es una realidad. También, predice que, en el año 2045, llegaremos a la llamada "singularidad", el momento en el que la inteligencia artificial superará, con creces, a la humana.

Si tiene razón una vez más, la humanidad estaría al borde de un renacimiento biotecnológico; una revolución tan profunda, asemejándola con el descubrimiento del fuego o la escritura, que marcaron un antes y un después. ¿Será entre el año 2029 y el 2045 que empecemos a escribir una nueva historia biológica de la humanidad? No lo sabemos, pero lo que parece claro es que el futuro es un lienzo que la ciencia y la conciencia están pintando al mismo tiempo.

¿Qué tan realista es esta visión?

Aunque aún no podemos afirmar con certeza si esa predicción se confirmará en 2029, lo que sí es claro es que el envejecimiento ya no es visto como un proceso inevitable, sino como un fenómeno que podría ser tratado, modificado e, incluso, revertido en el futuro no tan lejano, quizá.

La idea de “vencer” al envejecimiento puede parecer ciencia ficción, pero, para expertos como Kurzweil, se trata de un futuro cada vez más posible. Si la tendencia actual en biotecnología y ciencia médica continúa, es probable que, en menos de una década, comencemos a ver terapias que ralenticen o detengan significativamente el deterioro biológico humano, y, de pronto, lo que ayer parecía un sueño, se analizará en laboratorios, clínicas y centros de innovación tecnológica en todo el mundo.

La pregunta ya no es si podremos vivir más, sino cuánto más, y con qué calidad de vida. ¿Se lo imagina?