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  • Foto del escritorRedacción Relax

Diamantes cultivados en laboratorio



Son físicamente idénticos a los extraídos de minas y vienen en una variedad de grados de color y claridad




Tradicionalmente, los diamantes son las piedras preciosas de referencia cuando se trata de obsequiar un buen detalle de joyería con motivo de celebraciones especiales, como el compromiso matrimonial, el aniversario de bodas, la graduación universitaria, etcétera, o simplemente porque sí.


Sin embargo, estas piezas clásicas y atemporales, que se adaptan a toda ocasión y pueden combinarse con cualquier prenda, tienen un precio cada vez más alto. No es para menos si consideramos que el proceso por el que pasa un diamante natural para convertirse en lujoso accesorio de su dueño es prolongado y difícil.


Ante los elevados costos, ha crecido la popularidad de los diamantes creados en laboratorio, también llamados sintéticos, fabricados con tecnología de vanguardia, que imita perfectamente las condiciones bajo las cuales se desarrollan los diamantes naturales. No obstante, existe cierto escepticismo sobre si vale el esfuerzo adquirir y portar una joya como esta, que, a final de cuentas, es artificial.


Tan auténticos como los extraídos


Los diamantes cultivados en laboratorio están compuestos de carbono puro cristalizado, al igual que los ejemplares naturales, por lo que ambos tienen la misma apariencia y las mismas características físicas, químicas y ópticas. La diferencia reside en que los primeros son fabricados por el hombre, no se forman naturalmente en la tierra, como los segundos.


Los diamantes sintéticos se crean en un entorno artificial que imita la formación natural de estas piedras debajo del manto terrestre. Para esto, se utilizan dos métodos de laboratorio: CVD (deposición química de vapor) y HPHT (alta presión y alta temperatura), los cuales son efectivos para hacer piezas auténticas de alta calidad, idénticas a las que se encuentran en la naturaleza.


Durante la creación de diamantes artificiales, los átomos de carbono se forman en una estructura interna igual a la de los naturales. Con esto y con su óptica física idéntica, la única forma de distinguir uno del otro es con un equipo especializado.


El precio y valor hacen la diferencia


Además de la manera en la que son fabricados, hay otra diferencia entre ambos tipos de diamantes; se trata de su precio y valor. Los que se dan de forma natural son caros, debido al suministro limitado, ya que las minas tienen una vida útil y no pueden producir una cantidad infinita de diamantes. También, hay que considerar que extraer y pulir diamantes lleva tiempo, esfuerzo y dinero.


Por su lado, los creados en laboratorio cuestan menos y son mucho más asequibles hoy que hace cinco años; sin embargo, es posible que no mantengan su valor como lo hacen los diamantes naturales, pues, como cualquier cosa hecha con tecnología emergente, es de esperar que los precios comiencen a bajar a medida que se adquiere más experiencia, la evolución de la tecnología continúa y más empresas entran a formar parte de esta industria.


¿Adquirir un diamante de laboratorio o uno natural?


Si no existe diferencia física entre uno y otro tipo de gemas, entonces, ¿cuál sería la mejor opción de compra? No existe una respuesta correcta o incorrecta; simplemente, se trata de considerar el presupuesto y el valor.


Por ejemplo, conviene adquirir un diamante de laboratorio si:


· Se quiere una pieza grande por un presupuesto limitado.

· Se tiene la idea de un diamante ‘ético’, fabricado en laboratorios seguros, con salarios justos; y no se desea apoyar a la industria minera.

· No importa el valor de reventa.



Diamantes éticos y responsables
La extracción de diamantes tiene enormes impactos en el medio ambiente, como la deforestación y la erosión del suelo. Además, muchas minas todavía tienen problemas laborales, como el trabajo infantil, con malas pagas y condiciones inseguras. En contraparte, los diamantes de laboratorio se crean en entornos seguros, con salarios justos; entonces, en ese sentido, estos son la opción más ética y sustentable.

Se ponen de moda


Aunque, por mucho tiempo, los diamantes sintéticos fueron despreciados dentro del negocio de la joyería, en años recientes, las marcas de lujo han cambiado su visión hacia este tipo de piezas, lo que ha disparado una inversión significativa.


La firma Pandora, por ejemplo, lanzó, el verano pasado, su colección Brilliance, con diamantes creados en laboratorio, hechos con energía 100 % renovable. En Europa, el conglomerado de lujo LVMH, que incluye a las marcas Louis Vuitton y Tiffany, invirtió, este año, en un productor israelí que fabrica diamantes sintéticos. TAG Heuer, otra filial de LVMH, presentó, en marzo pasado, el Carrera Plasma, el primer reloj de la compañía, adornado con este tipo de diamantes.


Las celebridades también los han adoptado como parte de sus outfits. Entre ellos, están la actriz Kate Winslet, quien, una vez, usó un brazalete de diamantes artificiales mientras caminaba por una alfombra roja; Meghan Markle, duquesa de Sussex, que fue vista, en 2019, con un par de aretes de diamantes sintéticos durante sus primeras visitas oficiales a los cuatro patronatos reales; y la cantante Rihanna, quien, en su fiesta de cumpleaños número 30, complementó su atuendo con un fantástico juego de estas piedras preciosas recreadas.


Como puede ver, los diamantes cultivados resultan ser muy atractivos para el público por varias razones. Usted, ¿con cuál se quedaría?

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