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Envejecimiento saludable

  • Foto del escritor: Redacción Relax
    Redacción Relax
  • 2 jun
  • 4 Min. de lectura

Rompiendo mitos y revelando realidades



A medida que avanzamos en edad, es común escuchar afirmaciones sobre lo que deberíamos esperar del envejecimiento. Desde cambios inevitables hasta consejos que parecen más bien prescripciones mágicas, los mitos sobre el envejecimiento están a la orden del día. Sin embargo, es hora de desmentir algunos de estos conceptos erróneos y ver qué dice realmente la ciencia sobre cómo podemos mantener nuestra salud a lo largo de los años.


Mito 1. El envejecimiento siempre viene acompañado de enfermedad

Esta es una de las afirmaciones más extendidas: que, a medida en que envejecemos, necesariamente desarrollaremos enfermedades crónicas, como la hipertensión, la diabetes o la artritis. Aunque es cierto que las probabilidades de desarrollar algunas condiciones aumentan con la edad, esto no significa que estén predestinadas a ocurrir. La genética juega un papel, pero mucho más importante es el estilo de vida.


La realidad es que llevar una vida activa, comer de manera balanceada, evitar el tabaco y moderar el consumo de alcohol pueden reducir significativamente el riesgo de enfermedades crónicas. Estudios han demostrado que mantener un peso saludable, hacer ejercicio regularmente y realizar chequeos médicos periódicos son factores clave para un envejecimiento saludable. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca del 80 % de las enfermedades crónicas pueden prevenirse o retrasarse mediante una alimentación adecuada y una rutina de ejercicio regular.


Mito 2. La memoria se deteriora irremediablemente con la edad

Uno de los miedos más comunes cuando hablamos de envejecimiento es la pérdida de la memoria. Pero, aunque es cierto que algunas funciones cognitivas, como la velocidad de procesamiento de información, pueden disminuir con la edad, esto no significa que se perderá la capacidad de recordar o aprender cosas nuevas.


La ciencia muestra que el cerebro tiene una gran capacidad de adaptación a lo largo de la vida, lo que se conoce como neuroplasticidad. Aunque no podemos evitar por completo los efectos del envejecimiento en el cerebro, sí podemos mantener nuestras facultades cognitivas activas. Ejercicios mentales como leer, aprender nuevas habilidades, resolver acertijos y, por supuesto, mantener conversaciones sociales ayudan a fortalecer la memoria y el pensamiento crítico. Además, estudios recientes indican que la práctica regular de actividades físicas, también, tiene efectos positivos sobre la memoria, estimulando el crecimiento de nuevas células cerebrales.


Mito 3. Es imposible mantener una piel saludable después de los 50

La piel, como cualquier otra parte de nuestro cuerpo, experimenta cambios con la edad. La producción de colágeno disminuye, lo que puede provocar arrugas y una piel menos elástica. Sin embargo, esto no significa que la piel de una persona mayor esté condenada a verse opaca o envejecida. Existen muchas formas de cuidar la piel y ralentizar los signos visibles del envejecimiento.


La realidad es que una rutina adecuada de cuidado de la piel puede hacer maravillas. Hidratación constante, protección solar diaria (incluso, en días nublados) y el uso de productos que estimulen la producción de colágeno, como las cremas con retinol o vitamina C, pueden mantener la piel con un aspecto saludable y vibrante. Además, llevar una dieta rica en antioxidantes (como frutas y verduras frescas), también, ayuda a proteger la piel del daño causado por los radicales libres, principales responsables del envejecimiento celular.


Mito 4. La actividad física es sólo para los jóvenes

Es frecuente escuchar que, a medida en que se envejece, es mejor evitar actividades físicas intensas, para prevenir lesiones. Sin embargo, la ciencia ha demostrado lo contrario; el ejercicio es uno de los pilares fundamentales para un envejecimiento saludable, independientemente de la edad. De hecho, aquellos que se mantienen activos a lo largo de su vida tienen una mayor probabilidad de disfrutar de una mejor calidad de vida en la tercera edad.


La clave está en elegir actividades adecuadas a cada etapa de la vida. Ejercicios de bajo impacto, como caminar, nadar o practicar yoga, son perfectos para mantener la movilidad, la fuerza y la salud cardiovascular, sin poner en riesgo las articulaciones. Además, incorporar ejercicios de fuerza, como levantar pesas ligeras, ayuda a mantener la masa muscular, que disminuye con la edad. Todo esto contribuye no sólo a una mejor salud física, sino, también, a una mayor sensación de bienestar y energía.


Mito 5. Conforme envejecemos, nos volvemos menos sociales y más aislados

La idea de que la vejez viene acompañada de soledad y aislamiento es otro mito que debemos romper. Si bien, es cierto que circunstancias de la vida, como la jubilación o la pérdida de seres queridos, pueden modificar nuestras rutinas sociales, también, existen muchas formas de mantenerse conectado y activo en la comunidad.


La realidad es que la socialización tiene un impacto directo sobre nuestra salud mental y física. Mantener relaciones sociales fuertes, participar en actividades comunitarias, unirse a grupos de voluntariado o, incluso, participar en plataformas digitales puede mejorar el estado de ánimo y prevenir la depresión, que es común en adultos mayores que se sienten aislados. El sentido de pertenencia y el apoyo emocional son factores clave para envejecer de manera saludable, por lo que nunca es tarde para hacer nuevos amigos o aprender nuevas formas de interactuar.


Mito 6. Envejecer significa perder autonomía

Uno de los mayores temores que tenemos sobre el envejecimiento es perder la independencia. Sin embargo, no es necesario que eso suceda. Con los cuidados adecuados, la planificación anticipada y un enfoque proactivo, la mayoría de las personas puede mantener una gran parte de su autonomía a medida que envejece.


Existen herramientas y dispositivos que pueden mejorar la vida diaria, desde tecnología que ayuda con la movilidad hasta modificaciones en el hogar que hacen que las tareas cotidianas sean más fáciles y seguras. Además, mantener la mente activa y el cuerpo fuerte permite tomar decisiones de manera independiente durante más tiempo. La clave está en adaptarse a los cambios, de forma positiva, y buscar apoyo cuando sea necesario.


En resumen, el envejecimiento no tiene por qué ser un proceso lleno de limitaciones. Con información precisa, un estilo de vida saludable y una actitud positiva, es posible envejecer con salud y vitalidad. Romper con los mitos y aceptar las realidades del envejecimiento nos permite disfrutar de los años con plenitud y sin temores infundados, siempre, con la ciencia como guía y el optimismo como compañero.

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