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Museo Nacional de Arte, casa del arte mexicano

Hedy Hernández


 

El museo, conocido ampliamente como MUNAL,  es uno de los más visitados de la ciudad y uno de los más importantes, pues reúne un gran colección representativa de arte mexicano, desde la época virreinal hasta la década de 1950. Además, se encuentra en una ubicación privilegiada, frente al Palacio de Correos, el Palacio de Minería y cerca del Palacio de Bellas Artes.

 

Historia

Este impresionante edificio se remonta al siglo XVII, en el sitio donde se encuentra había un noviciado de La Compañía de Jesús hasta 1767, cuando expulsaron a los jesuitas. El lugar quedó desocupado y las autoridades lo convirtieron en el Hospital de San Andrés. En este hospital se embalsamó y exhibió el cadáver del emperador Maximiliano de Habsburgo tras su fusilamiento, antes de ser enviado a Viena. Actualmente, una placa en el Palacio recuerda este hecho.

 

La construcción fue ordenada por el entonces presidente, Porfirio Díaz, para mostrar durante su mandato el progreso y avance generado en el país.

 

Con la llegada del primer centenario de la Independencia, Porfirio Díaz tenía varios planes para celebrarlo y mostrar a México, ante el mundo, como una nación moderna y avanzada. Entre ellos estaba remodelar el edificio de Tacuba 8 para convertirlo en el Palacio de Comunicaciones y Obras Públicas. El proyecto fue encomendado a Silvio Contri, un arquitecto italiano que vivió en Francia, que traía las tendencias europeas, y autor también del edificio de High Life, en la esquina de Madero y Gante.


La remodelación comenzó en 1904 y terminó en 1911. Consistió en añadirle elementos del renacimiento italiano y el neoclasismo francés. En su edificación se emplearon las técnicas más modernas y no se escatimó detalle alguno: la estructura metálica fue ejecutada por la casa Milliken Bros., de Nueva York; la herrería, por la Fondería del Pignone, de Florencia; el alumbrado y la calefacción por Arthur Franzen and Co., y los elevadores por la Officine Meccaniche Stigler, de Milán​.

 

Porfirio Díaz no pudo inaugurar el recinto debido a la Revolución mexicana, quien lo hizo fue Francisco I. Madero en 1911 como la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas. Sin embargo, en 1954 se trasladó a la colonia Narvarte, en la Torre de La Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), por lo que el edificio quedó vacío, hasta que fue sede del Archivo General de la Nación desde 1973 hasta 1982, cuando se trasladó a la expenitenciaría de Lecumberri.

 

En 1982, el edificio fue cedido a la SEP para que se convirtiera en museo: fue restaurado y habilitado con todas las condiciones necesarias para que, finalmente, fuera inaugurado como tal, el 23 de julio por el entonces presidente, José López Portillo.

 

Fue declarado como Monumento artístico el 5 de abril de 1987 por decreto presidencial.​

 

Uno de los secretos de la historia del MUNAL es su espléndida biblioteca, la cual es pública desde 2013 y está donde era la oficina del secretario de Comunicaciones. Tiene una gran colección de libros, documentos y revistas, todo en torno al arte mexicano, aunque también hay sobre teología, arquitectura, historia o antropología. El libro más antiguo que tiene es de 1544 y fue escrito por Constantino Cypri. Cualquiera puede acudir a consultar libros, y hay una zona reservada donde se tienen que utilizar guantes y cubrebocas.

 

El recinto alberga el Museo del Telégrafo, pues ahí acudía la gente cuando era la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas; es independiente al MUNAL y la entrada es por Xicoténcatl.

 

Arquitectura

La plaza “Manuel Tolsá”, antes conocida como Plaza de Minería, que además sirve como corredor de entrada al acceso principal, es de piedra y ha sido mayormente relevante, por la gran estatua ecuestre de Carlos IV de España, quien fue un monarca español justo antes de que México ganara su independencia. La estatua, comúnmente conocida como El Caballito, originalmente estaba en la plaza del Zócalo, pero se movió a diferentes lugares. Según la placa en su base, México la conserva no como señal de alabanza a un rey español, sino por su calidad como obra de arte.

 

Las dimensiones y disposición de la Plaza Tolsá se debieron a la necesidad de agilizar el tráfico que generaban las actividades del Palacio de Comunicaciones, en especial el servicio telegráfico.

 

Al hallarse frente al magnífico Palacio de Minería, era muy alta la posibilidad de que éste lo opacara. Contri no pretendió competir con la obra de Manuel Tolsá, con modestia reconoció su maestría y prefirió echar hacia atrás el frente de su propio edificio, cediendo un espacio valiosísimo para su obra y creó una plaza que benefició a ambos palacios, y solucionó un problema de vialidad.

 

La gran planta rectangular del edificio de 87 por 58 metros, ocupa una manzana completa. Tiene cuatro fachadas revestidas con cantera gris de los bancos tlaxcaltecas de San Martín Xaltocan. La fachada principal se orienta al sur y presenta tres puntos de acceso en la planta baja. Sus puertas laterales ostentan recuadros con el águila y la serpiente, posada sobre el nopal. El segundo piso cuenta con balcones que lucen arcos de medio punto, flanqueados con columnas jónicas adosadas y ornamentación a base de guirnaldas de flores y frutos.


La arquitectura de este monumental edificio es algo imposible de pasar desapercibido. Los corredores con pilares de piedra gris de elevado tamaño, permiten que la vista hacia el interior del recinto, que culmina en un gran patio, formen arcos sin cristales. El uso de arcos de medio punta, columnas, cúpulas, frontones y pórticos, son elementos Renacentistas que conforman el interior de este edificio.

 

Al cruzar la entrada, destaca la majestuosidad del vestíbulo, integrado por varias columnas con capitel corintio así como las magníficas escaleras en espiral, hechas con mármol y con trabajos de bronce y hierro que son rematadas en el techo con una hermosa pintura alegórica de La Paz,  realizada por Carlo Coppedeè. Esta obra proyecta un punto infinito en el cielo, y se erige sobre el agricultor que labra la tierra, mientras los hombres en guerra son arrojados al vacío con sus armas. 

 

Sin duda, las segundas mejores escaleras del país, detrás de las del Palacio Postal y seguidas por las del Museo de Geología.

 

El edificio tiene tres plantas, la primera dedicada en su mayor parte al vestíbulo y el arranque de la escalera; la segunda destinada totalmente a las oficinas de las dependencias en ese entonces (Comisión Hidráulica, Telégrafos, Comisión de Tarifas, Escuela de Telégrafos y Oficinas de Obras Publicas); y la tercera, con techos de doble altura, ocupada por los despachos de las jerarquías mas altas. El salón de recepciones ocupa la parte central sobre la fachada principal, y es uno de los espacios más lujosos del recinto.

 

El Salón de Recepciones se encuentra en el segundo nivel y estaba destinado para recibir a los altos funcionarios, al cuerpo diplomático y al presidente de la República durante las ceremonias protocolares convocadas. En este salón se encuentran cinco alegorías: Trabajo, Arte, Libertad, Historia y  Ciencia; en todos los casos aparecen elementos que nos remiten a la antigüedad clásica.

 

El componente más lujoso de este salón es el plafón de madera pintada y dorada que fue enviado en barco de vapor, desde Italia al puerto de Veracruz. En las esquinas se ubican las alegorías a La Riqueza, La Justicia, La Fuerza y la Sabiduría; todos ellas representantes de las funciones que debía cumplir este departamento gubernamental.

 

La decoración (plafones, picaportes, lámparas, muebles, diseño de la herrería, emplomados, biselado de vidrios, labrado ornamental de la piedra,  entre muchos otros elementos) se debe a la familia Florentina Coppedeè –invitada por Contri para colaborar en el proyecto– formada por Mariano, especialista en mobiliario, y sus hijos Carlo, pintor (se encargó de los frescos que hay en el techo de las escaleras y en el salón de recepciones), Gino, arquitecto y diseñador y Adolfo, dedicado a todo tipo de ornamentación.

 

 

 

El museo

Fundado en 1982, el Museo Nacional de Arte abrió sus puertas con un acervo de 1124 obras procedentes de la red museística del Instituto Nacional de Bellas Artes y de sus distintas dependencias. Desde entonces,

su objetivo ha sido conservar, custodiar, exhibir y difundir la creación artística

producida en México –por locales y extranjeros– entre 1550 y 1954; reuniendo en una misma colección a destacados artistas de distintas vertientes, escuelas, géneros y modalidades que configuran un panorama

integral de la cultura visual en los contextos novohispano y de los siglos XIX y

primera mitad del XX.

 

En una superficie de exhibición de cinco mil, 500 m2, actualmente, el museo resguarda en su recinto cerca de 4,000 piezas, que lo posicionan como la colección pública de arte mexicano más importante del país. Su acervo está constituido por pinturas, esculturas, dibujos, fotografías, grabados, impresos, y artes populares y decorativas.

 

Obras Destacadas

·       Valle de México desde el cerro de Santa Isabel, 1875- José María Velasco

·       La ofrenda, 1913- Saturnino Herrán

·       Andamios exteriores, 1923- Fermín Revueltas

·       India oaxaqueña, 1928- Ramón Cano Manilla

·       Erupción del Paricutín, 1943- Gerardo Murillo (Dr. Atl)

·       Autorretrato (El coronelazo), 1945- David Alfaro Siqueiros

·       Indias (de la serie Los Teules), 1947- José Clemente Orozco

·       Las tentaciones de san Antonio, 1947- Diego Rivera

·       Terror cósmico, 1954- Rufino Tamayo

·       Retrato de Juleen Compton, 1956- Diego Rivera

·       El brindis, 1957- Rufino Tamayo

 


Museo Nacional de Arte

Calle de Tacuba No. 8, Centro Histórico de la Ciudad de México.

Horarios: Martes a Domingo de 10:00 a 17:30 Horas.

Sitio Web: www.munal.mx/es

 

De martes a domingo, 10:00 - 18:00 hrs.


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