Específicamente, en Dublín, la capital de Irlanda, se da este fenómeno, respecto al cual existen algunas leyendas muy interesantes.
La primera de ellas explica que, antaño, los irlandeses solían llegar tan ebrios a sus casas por las noches, que se confundían y tocaban en las puertas de los vecinos, y que, por eso, para evitar este tipo de incidentes, tuvieron la ocurrencia de pintar sus puertas de ciertos colores.
Otro relato sugiere que un hombre, también ebrio, llegó a su casa por la noche, y al descubrir que su esposa lo engañaba con otro, decidió acabar con ellos, matándolos, sin embargo, al día siguiente, conmocionado, se dio cuenta de que la casa donde había entrado la noche anterior, no era la suya, sino la contigua, así que, con tan tremenda lección, el vecindario decidió distinguir las puertas de sus casas con una gama cromática.
Al respecto de estas versiones, algunos guías locales cuentan que, en el distrito irlandés de Ely Place, vivía el novelista y poeta George Augustus Moore (1852-1933), quien mantenía amistad con su colega y otorrinolaringólogo Oliver St. John Gogarty (1878-1957). Pero, además, que el segundo, acostumbrado a llegar a su casa después de beber demasiado, tocaba por equivocación en la puerta de Moore a horas inadecuadas, por lo cual, éste, molesto, pintó su puerta de color verde; una iniciativa que más tarde copiaría el mismo Gogarty. Con el tiempo, este hecho daría pie a la tradición de pintar las puertas de la ciudad para identificarlas mejor.
No obstante, este motivo, asentado sobre la idea de no confundir el propio domicilio, destaca el hecho de que, en 1970, antes del Día de San Patricio, en las oficinas de Turismo de Irlanda, ubicadas en la Quinta Avenida, en Nueva York, fue pegado un póster que contenía un collage multicolor de varias puertas de Dublín, el cual logró llamar la atención de los asistentes al desfile, quienes se detuvieron a preguntar dónde podían obtener una copia del cartel.
La imagen se convirtió en un ícono, como contraparte de las viviendas georgianas ubicadas al sur del río Liffey, y es que la mayoría de las puertas de esta arquitectura están pintadas en color negro.
Sean los motivos que hayan dado lugar a las coloridas puertas de Dublín, lo cierto es que le dan un toque muy especial al paisaje.
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